sábado, 3 de diciembre de 2011

NO PUEDO AMARTE COMO ME LO PIDES.

Como me gustaría amarte como tú me lo pides, pero créemelo, te quiero más de lo que tú te imaginas, te has metido a mi vida como la persona que tanto he deseado tener; Sabes, no te miento, desde el primer día que te conocí, sentí que tú ibas a formar parte de mi vida, que el destino se encargaría de unirnos, yo jamás lo busqué, las cosas se dieron así al natural, pero jamás pensé que el amor que iba a sentir por ti, iba a desencadenar en una pasión prohibida de tu parte.

Sé que jamás podrás tener mi amor como los deseas o quizás como lo has soñado, es que mi amor es tan limpio que no lo ensuciaría jamás ni con un mal pensamiento, porque llegaste a mi vida cuando estaba más hambriento del amor de una hija, tu presencia me trasladaba al momento en que Dios me bendijo con la fortuna de ser Padre, pero sinceramente te lo digo, jamás me dejaron tener la presencia de mi hija, me la negaron, me la escondieron, no sé el porqué, pero así sucedió, a nadie puedo echarle la culpa, porque entiendo que yo tuve algo o mucho de esa culpa, no supe defender el cariño de mi hija, dejé que mi ex esposa me humillara, me vilipendiara e incluso me ofendiera, pero lo hice por no tener que darle un mal ejemplo o quizás una mala figura a mi nena.

Por eso cuando te conocí, en ti desborde todo ese amor, te abrí mi corazón como un Padre lo hace con su retoño, para darte la confianza, para que en mi vieras al personaje que te protegería, que te enseñaría lo bueno y lo malo de la vida, por eso me gustaba platicar contigo, para darte consejos, orientarte, yo sé que tenías muchos problemas con tus padres, pero mi insistencia siempre era en el sentido de que los respetaras, que siempre los obedecieras, porque eran tus padres. Pero noté que ellos no te entendían, por eso te refugiabas en mi hogar, me gustaba mucho cuando al llegar me saludabas diciéndome PAPA, que hermoso sentía.

Jamás dudé de tu cariño, siempre las puertas de mi casa estaban abiertas para ti, me gustaba que estuvieras mucho tiempo con nosotros, pero la verdad, no me parecía nada bien, que te mantuvieras alejada de tus verdaderos Padres. Cuando me enteraba que te maltrataban, así como tú llorabas en mi hombro, así lloraba yo en mis noches de insomnio, eras mi princesita y me dolía bastante que te hicieran daño, pero no podía hacer nada, yo representaba solo una amistad para tus padres, no tenía voz ni voto, pero aún así, me le enfrenté a tu Papá y tuve la oportunidad de ponerlo en su lugar.

Quizás esas defensas hicieron que tú te fueras enamorando de mi, nunca me imagine, que tu forma de quererme era muy diferente a como yo lo sentía, estaba ciego por tanto amor de padre que te ofrecía, incluso te di las llaves de mi hogar, para que tu llegaras de tu escuela y te pusieras a hacer tu tarea en la computadora, yo vivía y sigo viviendo para amar a mi esposa, probablemente esa era la razón que jamás me di cuenta del amor que tú sentías por mí, un amor enfermizo y obsesivo, el cual fue inundando todo tu ser hasta llegar al punto de que delante de todos me abrazabas y me besabas en la mejilla, pero mi familia y yo pensábamos que lo hacías por el gran amor que me tenías, que veías en mi al Padre que siempre quisiste tener.

Pero el tiempo pasó y junto con él también mis dudas se incrementaron, no podía creer que una chiquilla como tú, sintiera un amor carnal hacía mi, un amor quizás desvirtuado por tu corta edad, por tu experiencia novata, quizás por la exagerada atención a tu persona por mi parte; podría tener su origen la falta de cariño y atenciones que tu familia te ha negado, pero que en nosotros has recibido, quizás yo tuve la culpa de ese falso enamoramiento, ya que te brinde y volqué en ti todos mis sentimientos, porque te veía como a la hija que siempre quise tener.

Sólo te puedo decir, mi pequeña princesita, tus sentimientos están equívocos, no puedo verte como una mujer, mis ojos sólo ven a esa niña desprotegida, huérfana de amor, sedienta de cariño, piensa que nuestras edades son diferentes, casi triplico la tuya, ¿qué sería de nosotros si yo hiciera caso a tus intenciones?, ¿te imaginas estar batallando conmigo y con mis enfermedades?

Yo necesitaría tiempo para mis descansos, y tu para divertirte, tu alma joven buscaría la intimidad, mi cuerpo ya cansado estaría reclamando sus siestas acostumbradas, en el sexo tu serias muy ardiente yo más pausado en mi acción, tus besos serian impetuosos, apasionados llenos de fogosidad, los míos serían de ternura de inocencia paternal, tu vestimenta seria moderna, de actualidad, la mía recatada y quizás antigua, quizás al principio no te importaría que nos vieran abrazados pero con el tiempo a lo mejor sentirás vergüenza, yo, no soportaría que me dijeran suegro al ir abrazado contigo, pero lo más preocupante, tú me podrás ofrecer tu juventud, tus ganas de vivir, tu irrefrenable deseos de divertirte, por mi parte buscaría el sitio ideal para meditar el ocaso de mi vida, te ofrecería lo que queda de mis años o probablemente la amargura de mis problemas.

No mi niña, no te equivoques conmigo ni contigo misma, piensa que tienes un porvenir fabuloso, conocerás a chicos de tu edad, podrás dar rienda suelta a tus emociones, tu cuerpo no resentirá tanto ajetreo, porque eres joven, porque eres bonita. Piensa que conmigo tendrás la experiencia pero jamás la sexualidad deseada, tendrás mis consejos pero ya no el ímpetu para poder amarte.

Te quiero demasiado, que jamás podré hacerte daño, quiéreme como yo te quiero, con un amor fraternal, con un amor de hija hacía su padre, mírame como a un ser lleno de cariño y mucho amor para ti, porque eres un tesoro que no deseo perder.

A veces pienso y quizás reniego del momento en que te conocí, porque nunca me imagine que mi cariño fuera tan desvirtuado, mi amor por ti es tan limpio como el alma de un recién nacido, mis ojos ya cansados se entristecen aún más cuando advierte en tu mirada ese amor erróneo que sientes por mí, pero que me anticipo a decírtelo, lo tuyo no es amor, es solamente un deslumbramiento, una admiración hacia mi persona, me crees muy inteligente y has dicho que yo todo lo sé, pero mi niña te lo digo, todo lo que yo sé, con el paso del tiempo tu lo sabrás, porque al pasar el tiempo adquirimos la madurez que los golpes de la vida nos instruyen, mi forma de hablar es porque siempre te he hablado con el corazón, no te finjo nada, no pretendo tampoco algo contigo, lo único que me interesa es que tú me veas como una persona que te puede llegar a defender en los problemas que se te puedan enfrentar, ahí estaré contigo, seré tu escudo, seré tu protección y nunca te sentirás desvalida.

No pretendo sustituir a tu Padre, pero déjame quererte como tal, tampoco me digas Papito, porque insultarías al tuyo, ya no me insinúes que deseas tener una relación intima conmigo, porque dañas a mi corazón, no me pidas que te ame como tú lo deseas, porque jamás lo podré hacer, tus ideas no son compatibles con las mías, tus sentimientos difieren mucho de los míos, ¿acaso no te pones a pensar que ofendes a mi esposa? ¿no sabes que denigras tu hermosa juventud?, vive tu vida de acuerdo a tu edad, de acuerdo a tus amistades, olvida a este pobre viejo que lo único que desea en ti, es ver en tus ojos todo el amor limpio de una hija, en tus caricias el sentimiento noble de un ser especial como lo eres tú.

No sabes que orgulloso me sentiré, al mirarte del brazo del hombre que probablemente pueda ser tu esposo, por consiguiente también admirar a tus pequeños en tus brazos, dejármelos acariciar y figurarme que son mis verdaderos nietos, por eso mi niña, separa tus pensamientos obsesivos de esa pasión que no debes anidar dentro de ti, ámame como a un padre, quiéreme como a un protector, disfruta nuestro cariño y el calor de la familia, nunca olvides que te queremos y por siempre te lo demostraremos.