En la vida, tenemos que cerrar ciclos, adaptarnos al tiempo en que realidad vivimos, sin tener que estar viviendo en épocas equivocadas, ni edades llenas de fantasías, todos como humano que somos, debemos de adaptar nuestra mente a nuestro cuerpo, por igual educar a nuestro sentido de visión a colocarnos en el sitio que debemos de encontrarnos.
Un hombre mayor debe inspirar respeto y no sarcasmo, una adolescente debe recordarnos nuestra juventud, un niño nos debe de dar ternura y un anciano un gran respeto.
No seamos viejos rabos verdes, que andemos detrás de una niña que todavía huele a pañales, ubiquemos nuestra realidad, respetemos nuestros años que son nuestra mejor carta de presentación de la vida que hemos llevado.
Tampoco nos portemos como niños cuando debemos de asumir nuestra responsabilidad, en nuestro hogar, en el trabajo o en cualquier actividad que tengamos, dejando que otros asuman ese compromiso por nosotros.
El polluelo no vuelve al huevo, ni tampoco la tortuga, si el hombre no regresa al vientre de su madre, tu tampoco puedes volver a las acciones de cuando eras joven, el mirar a una menor con lujuria, es estarte faltando a ti mismo.
Se maduro al pensar, razona tus acciones porque en ella se reflejara el respeto que te deban de tener los demás, dice un dicho que la escuela te educa y después te hace la prueba, en cambio la vida te manda una prueba y eso es lo que te educa, no tropieces con experimentos.
Las jovencitas ven en ti el conocimiento y sabiduría, por lo mismo te ven como a una persona en la que pueden beber de esa experiencia para no tropezar con la piedra que te hizo caer, pero en tu imaginación piensas que le gustas, sin darte cuenta que te toman como una figura paternal, buscan tu cariño no el amor, quieren tu sapiencia no tu sexo, están sedientas en ocasiones de la comprensión de un padre y por eso te hacen algunos cariños, pero no confundas todo esto porque puedes darte de topes en la pared.
Es mejor que tengas miles de jovencitas sedientas de tus conocimientos, a que busques una aventura que te pueda causar problemas familiares; cuando no se tiene conciencia de la edad que vives, acumulas decepciones y fracasos, cuando aceptas tu edad, permites a tu cuerpo habituarse a tus años. No trates de volver a vivir una vida que fue esplendorosa en su momento, disfruta tu madurez o tu vejez, goza a tus hijos o a tus nietos, pero lo más importante, alégrate de vivir tus años más felices, esos de completa tranquilidad y regocijo, de total armonía con tu familia.
Por eso nuevamente te repito, ya es hora de cerrar círculos, no vivas de recuerdos ni de esperanzas, vive tu vida diariamente y prepárate para tu fin, no te aferres demasiado a la vida porque sería como renegar a la misión que quizás ya hayas cumplido.