En un día normal, como todos los sucedidos en mi vida, desperté después de una ardua noche de trabajo, me sentí feliz como nunca lo había experimentado en todo el tiempo en que me encontraba en este lugar trabajando, sin imaginar que el destino tenía preparada para mi una de sus grandes jugarretas.
Me elabore algo para almorzar, cuando de pronto sonó el timbre del teléfono, ¿Quién podría ser a estas horas?, me pregunté, por lo regular nadie me hablaba tan temprano, así que descolgué el auricular y tras la bocina escuché la voz de mi hermana.
Hola, buen día, te hablo para recordarte que hoy tienes cita con el doctor, -me dijo-, caray, de verdad, no me acordaba para nada que tenía que acudir al consultorio para una revisión de mi garganta, que se encontraba inflamada y me estaba produciendo mucho dolor.
No te preocupes -le contesté- en este momento me estaba arreglando para irme al consultorio, te hablo cuando este de regreso.
Acudí ante el galeno, sin pensar que en ese día, iba a ser el principio de mi calvario de sufrimiento y un sin fin de dolores, tanto físicos como morales, pero en fin, déjenme seguirles platicando.
Me reviso el doctor, además de mostrarse sorprendido por algo que me notó y que al momento no me quiso decir.
Sabes, voy a mandarte a hacer unos análisis, solo de rutina -me comentó- quiero que en la tarde vengas con tu hermana para explicarle lo referente a tu salud -terminó diciendo-, lo que usted diga doctor, -le conteste-.
Me hicieron análisis de sangre, quizás el principal y los demás cosa rutinaria dentro de un hospital.
Por la tarde, acudimos con mi hermana a entrevistarnos con el galeno, saliendo del consultorio, vi toda apesadumbrada a mi hermana, pero no quise comentar nada, fue llegando a mi domicilio que le pregunte a bocajarro.
¿Es mortal mi enfermedad? ¿Cuántos días me quedan de vida? -le pregunté- pero esto en broma, porque así era con mi hermana.
Ella muy seria y tomándome por los hombros, me expreso casi llorando.
Sabes, el doctor me dijo que por el grado avanzado de tu enfermedad en la boca, me ha hecho notar que descubrió que tienes unos tumores cancerosos y que desgraciadamente el mal, ya esta muy avanzado, que tenemos que acudir nuevamente para saber que tratamiento te va a dar, pero que quiere estar muy seguro, por eso te mando a hacer los análisis.
Me quedé de una pieza, yo a mi corta edad de vida, condenado a morir, no puede ser posible, Dios mío, esto es una pesadilla, que alguien me despierte, no puede ser verdad, ¿Por qué a mi, Señor? No te entiendo, en que fallé, ¿cual fue mi error?
Para todo esto, déjenme les cuento el porque de la preocupación de mi hermana que fuera al doctor, aparte de mi garganta inflamada, tenía todo el cuerpo golpeado, producto de una golpiza que unos días antes, me habían propinado unos delincuentes, que me asaltaron y me dejaron todo golpeado y con la idea de que me habían dado chicharrón, pero no fue así, todavía me dejaron con vida, unas personas que me conocían le fueron a avisar a mi hermana, ella como pudo me llevo a mi domicilio, estando ahí me fue a revisar un doctor recetándome unas medicinas y sugiriendo que fuera a verlo después, ya que pudiese caminar.
Debido a los golpes recibidos y como dice el dicho vulgar al perro flaco se le cargan las pulgas, así a mi, se me vinieron los males, tenia suelto el estomago, calenturas, vómitos y una sed espantosa, quería estar bebiendo liquido todo el día, desafortunadamente estaba solo y a nadie podía contarle mis dolencias, a mi hermana, mi pobre flaquita, se me hacía penoso molestarle, ya tenía muchos problemas atendiendo a su marido y a sus niños, para venir a atenderme a mi.
Pero como ella se entero de lo sucedido, así que me hablaba a diario, para saber como seguía, claro, yo me daba valor y le contestaba que me sentía bien, que mejor no podía estar, que lo único que me preocupaba era el dolor de la garganta y de unas bolas que percibía en el interior, pero de ahí pa’l real todo normal.
Bueno, pues me hicieron los análisis, por cierto fueron casi generales, pero quizás noté que fueron enfocadas a mi sangre, a lo mejor me encontraba diabético, anémico, en fin que se yo, porque según mis conocidos yo estaba muy flaco, pero según yo me encontraba en mi peso, la verdad es que si, al verme todos los días al espejo, comprobaba que poco a poco mi rostro se iba demacrando y mis pantalones ya me quedaban holgados, pero yo lo achacaba a tanto trabajo que tenía y las desveladas que me ponía, bueno, ya lo veremos a ver que sale en los análisis, me contestaba a mi mismo, quizás para darme ánimos y pensar que no era algo mortal mi enfermedad.
Se llegó la fecha del resultado de los análisis, mi hermana Lorena los recibió e inmediatamente vi su cara de asombro y de angustia, con la mirada le preguntaba ¿Cuál era mi enfermedad?, pero ella en ese preciso momento no me dijo nada, me hizo salir del consultorio y se quedó a solas con el doctor, de verdad, yo todo preocupado no alcanzaba a entender que me habían encontrado en mi organismo, ¿Por qué ese misterio de mi hermana?, pero en fin ya que salga, me va a oír, me tendrá que contar toda la verdad, no quiero mentiras piadosas que al final me hagan sufrir mucho más, no estoy dispuesto a eso, cual sea la enfermedad, es su obligación decírmela.
Salió mi hermana me hizo de señas que nos fuéramos, condujo su auto hasta su casa acompañándonos un sepulcral silencio, no pregunté nada, no era lo adecuado, quería que se calmara para que me contara todo lo que el galeno le haya dicho, además, la verdad yo también me sentía un poco nervioso, con mucho miedo, no quería saber la verdad, lo presagiaba, era algo maligno y mortal el resultado de mi enfermedad, por esa razón me abstenía de preguntar.
Llegando a la casa, Lorena me llevó a su recamara y con toda la solemnidad que el caso ameritaba, me empezó a explicar el resultado de los análisis, sentí que se le quebró la voz, de espaldas empezó a decirme: Mira José los resultados no son tan alentadores, pero existe cura, todo es que tu estés dispuesto a someterte al tratamiento que el doctor va a darte, yo con el rostro desencajado, me le puse frente y así cara a cara le cuestioné, ¿Qué enfermedad tengo para que no me hables de frente, tan maligna es que sientes pena de verme morir poco a poco?, cual sea la verdad suéltala de una vez, porque no quiero ser esclavo de la duda y atormentarme por tanta incertidumbre.
Jamás olvidaré ese gesto tan adusto en su rostro cuando me lo dijo a bocajarro, ¡tienes cáncer en la garganta! y tu mal ya está muy avanzado, es necesario que te sometas a una radioterapia-
Pero como es eso, -le espeté- sé que esa enfermedad solo se da en personas mayores de 50 años, o a personas que fuman mucho o abusan de la bebida, yo no puedo estar enfermo de eso, dime que es mentira, dime que no es verdad.
Quizás me quería negar a la realidad, pero yo mismo sabía que mi voz había cambiado, que mi respiración era anormal y a veces emitía sonidos chillones, así sea que siempre andaba con la tos de perro, una ronquera que no era mi característica, además de dolor en el cuello y de una perdida de peso inexplicable, pero me aferraba a la idea de que a lo mejor los análisis estaban equivocados, o los habían cambiado en fin, algo que me alentara a pensar en que no podía yo ser el portador de esa enfermedad.
Mi hermana Lorena, con los ojos llenos de llanto y temblando tanto de su voz como de sus manos, me explico todo lo que el doctor le había mostrado, análisis, resultados y opiniones de otros médicos, no había duda, tenía cáncer. Me notifico que me iban a hacer una biopsia y análisis de mis tejidos para confirmar la presencia del tumor canceroso.
Todo apesadumbrado, sacado totalmente de onda, salí apresuradamente de la habitación de mi hermana y me fui a mi casa, estando en ella, no pude contener el llanto, me desahogue totalmente, me rebelé, hable fuerte con Dios, ¿Por qué a mi? ¿Por qué? ¿Cuál fue mi pecado o en que te fallé Dios Mío? ¿Madre donde estas, ayúdame, oriéntame, que hago?
Pero nada, ninguna respuesta, silencio en mi cuarto, solo mi llanto y quejidos se oían, no recuerdo cuanto tiempo pasó, hasta que sentí la mano de mi hermana sobre mi hombro, no conteniéndome más me refugie en sus hombros y me puse a llorar como un niño recién nacido, ¿Por qué Lore, por que me tuvo que suceder a mi? Contéstame.
Silencio total, una bóveda blindada y a prueba de ruidos, todo era solo eso un enorme silencio, mi hermana me dejo que me descargara de mi dolor, no me interrumpió mi llanto, no me dio palabras de serenidad, solo dejo que mi llanto corriera libre, sin obstrucción, quería verme calmado y sereno para poder hablar y que yo pudiera escucharla, para entender lo que se tenía que hacer.
Al fin después de un largo rato, ya tranquilo, me empezó a decir, que el cáncer era curable, solo era cuestión de someterme al tratamiento que se me iba a dar en el hospital, ya se había puesto de acuerdo con el doctor para empezar la radioterapia en combinación con la quimioterapia, teníamos que apurarnos, no podíamos darnos por vencidos, debemos de vencer al cáncer.
Más sin embargo, de verdad créanmelo, yo sentía que mi hermana me ocultaba algo, no sé pero dentro de mi sentía como que faltaba algo que ella me dijera, o quizás estaba equivocado y veía moros con tranchete, más en fin, siempre he sostenido que la verdad aunque tarde pero siempre llega.
Los días junto con mi enfermedad, seguían su ritmo, seguía laborando en el centro comercial en el cual me había instalado, vivía aparte como ya lo dije de mi hermana, pero esto no era motivo para que no la fuera a visitar, me encantaba saber que contaba con alguien a quien contarle todos mis pesares, aunque debo de ser claro en decir, que mi padre Artemio, quien se encontraba con mi otra hermana Martha Lorena al otro lado del charco, casi a diario me hablaba para saber como me encontraba, claro que me caía de sorpresa, porque al ser la oveja negra de la familia, pues como que veía que derrochaban mucha atención en mi persona, tenía un presentimiento, pero no lo sacaba a flote por no lastimarlos, que caray, agradecido debería de estar que ellos se preocuparan de mi, e incluso me enteré que Martha Lucrecia era la que me enviaba dinero para mis medicinas, tan solo por eso, debería ser un poco más agradecido con ellos, pero en fin el ser humano es el único animal que por naturaleza es mal agradecido.
De verdad lo digo con mucha honestidad, yo sentía que dentro de mi enfermedad yo no tenía ningún alivio, en ocasiones había momento en que me desesperaba, jalándome los pelos alzaba los ojos para preguntarle a mi Padre ¿dime que enfermedad tengo? ¿Cuál es el motivo por el que no me veo aliviado?, claro eran preguntas sin respuestas, pero que sin embargo, yo quizás la sabía, pero por temor de lastimar a mi familia, no quería exteriorizarla, me seguía aferrando a una enfermedad quizás ficticia o disfrazada que me habían dicho para no atormentarme o no lastimarme tanto, quizás tal vez por la vergüenza que hubieran sentido si se sabía, se preguntaran porque lo digo, ¿verdad?
Llevaba varios días con una espina clavada dentro de mi pecho, que de verdad no me dejaba dormir, algo que yo hubiese preferido nunca conocer, pero como dijera un buen conocido mío todo llega en su momento solo hay que saberlo esperar. Y es que los males se me estaban extendiendo, ya sufría de Pérdida de peso diarrea crónica y fiebre prolongada de más de un mes, por lo cual era tiempo de salir de duda, claro no me resignaba a tener esa enfermedad que en mi mente bullía, pero sin embargo ahí estaba presente esa idea, y es que quizás mi vida se desarrollo en una vorágine de locura, de sexo desenfrenado, de fiestas agotadoras, de bebidas sin limites en fin, una vida tan llena de perversión que tuve en jaque a mi pobre madre, por mis salidas continuas del hogar y la ausencia a mis labores tanto en el trabajo como en mis estudios.
Créanmelo que lo digo sinceramente, no tenía temor a saber la verdad, el temor era por la vergüenza que le heredaría a mis familiares, porque cada quien debe de hacerse responsable de sus actos, y estos fueron los míos, no me arrepiento de nada, viví mi vida como yo quise, tal vez equivocado, tal vez fuera del contexto familiar, pero así era mi forma de ser, nadie supo o mejor bien dicho nadie pudo someterme, porque como era mayor de edad, me sentía con la suficiente fuerza para derribar a todo aquel que se me pusiera enfrente, no era rebelde, jamás, fui un buen hijo, como compañero tuve demasiadas amistades, como familiar gocé del cariño de todos los míos, pero mi vida fue transitada por mis caprichos y por mis deseos de ser diferente, tuve relaciones con quien yo quise, jamás me até a nada ni a nadie, pero en fin, como dijera la tía goyita, esa es otra historia.
Un día cualquiera que fue mi hermana a visitarme a mi casa, porque déjenme decirle que por lo avanzado de mi enfermedad, ya no me permitieron seguir laborando, razón por la cual me la pasaba en la casa, pues si, teniendo a mi hermana frente a mí le dije con todo el valor que reuní en ese momento:
-Sabes, no estoy conforme con lo que me has dicho de mi enfermedad, por lo tanto te exijo que me digas toda la verdad, basta de mentiras, basta de lastima o misericordia, no quiero que a solas llores o que mi padre y mi hermana me estén hablando para saber como estoy, sabiendo de antemano que ellos sufren por la enfermedad que saben que tengo, y que tu te niegas a revelarme, quiero toda la verdad, y si tu no tienes el valor para decírmela, iré al hospital a que me informen de la enfermedad que padezco, así que escoge, o me lo dices tu o busco la verdad en otra parte.
Me le quedé mirando fijamente, su rostro desencajado no acertaba a mirarme de frente, dándome la espalda me contestó: No sé que verdad quieres que te diga, si todo lo que me han dicho tu ya lo sabes, no se quien te ha metido ideas tan absurdas en la cabeza, porque yo…………………..
Cállate ya no quiero seguir escuchando tus mentiras, has el favor de salir de mi cuarto, porque me arreglaré para ir al hospital, ya que tu te niegas a hablarme con la verdad, serán otras personas quienes me saquen de la duda, gracias.
Ella, se me acerco, vi claramente como sus manos temblaban, su voz apenas se percibía hablaba entrecortado y balbuceando, yo firme en mi decisión me le quedaba viendo fijamente, ella, no acertaba a como empezar otra vez el dialogo, la sentía toda sacada de onda, pienso que el piso se hundía bajo sus pies, entonces claramente oí su sollozo y gimoteando y con palabras entrecortadas me dijo:
Esta bien, por los resultados de los análisis que te hicieron te detectaron una enfermedad maligna, tenía la esperanza que se hubieran equivocado los médicos, pero ya esta confirmado, TIENES SIDA, me oíste, la enfermedad que aqueja tu cuerpo es SIDA, conforme, es lo que querías escuchar, pues ahí tienes la respuesta, por eso mi preocupación, por eso los telefonazos de mi papa y de mi hermana, porque ellos como a mi aun no nos cae el veinte de tu enfermedad, nos sentimos todos desorientados, apagados de la fe de dios, huérfanos de la comprensión de nuestro padre eterno, descobijados del manto de nuestra madre celestial, triste por lo que pasa contigo, pero con la fortaleza necesaria para que tu no te derrumbes, te queremos fuerte.
Para esto y semanas antes, se había comunicado conmigo mi tío y padrino Candelario, quien vivía en el puerto de Cancún en el estado de quintana roo, el cual noté en su voz cierto dejo de tristeza y de preocupación, no entiendo ni como se dio cuenta del numero de mi celular, pero no era tiempo de preguntar, me dijo que como me sentía, que se había enterado por mi hermana de mi enfermedad de la garganta (¿sería lo único que le dijo mi hermana Lorena?) y que el estaba conmigo en lo que se me ofreciera, claro que todo lo que me dijo y lo que platicamos, me hizo entender que el sabía más que yo, pero lo más hermoso que sentí fueron sus palabras de aliento, de verdad a veces estando sano jamás se da uno cuenta de lo hermosa que es nuestra familia, es necesario una enfermedad un deceso, para ver la solidaridad de todos ellos.
En fin, me confortó el saber que mi hermana seguía a mi lado, mi familia estaba unida a mi, y yo, la verdad ya estaba enterado de todo y sin embargo aún no daba crédito a todo lo sucedido, pensé que era un sueño, una pesadilla, pero no, era mi realidad, esa realidad que me lastimaba, me hería como sable de guerrero en plena batalla, pero quería darle a mi hermana Lorena la impresión de que no pasaba nada, claro, yo lo sabía, me hacía a la idea que era eso lo que mi cuerpo albergaba, pero quería hacerme tonto pensando otra cosa, claro que me sentía triste, no es tan fácil digerir que tienes una enfermedad mortal, incurable, enfermedad que era la vergüenza en quien la tenía, por hacer miles de historia sobre ella, yo no quería pensar más en eso, por lo tanto, le pedí a Lore que me dejara solo, quería asimilar muy bien la noticia, que no se preocupara, no pensaba hacerme ningún daño, porque los quería y también me quería demasiado como para huir por la puerta falsa, pero tenía que pensar que iba a hacer, como enfrentar a todos esos preguntones, como preparar a mi cuerpo para soportar lo incesante de los dolores, en fin, quería estar solo, para darme ánimos y hablar a solas con Dios.
Realmente, cuando uno se encuentra al borde de la tumba, miles de cosas le bullen en la mente, a veces, no se aprecia lo hermoso que es la vida, muchas ocasiones nos sentimos todopoderosos y queremos destrozar a medio mundo para sobresalir, pobres gusanos de la naturaleza que no nos damos cuenta que el todopoderoso con un soplido nos hacer ver nuestra realidad, así me sucedió, sentí que ya estaba apto para emprender el vuelo yo solo, pero aún no conocía el verdadero significado de vivir la vida, mis juegos, mis arrebatos y mi inexperiencia en el sexo, me llevaron a la situación en que me encontraba, no puedo echarle la culpa a nadie, no puedo decir que Dios es injusto e incomprensible, tampoco diré que fue por las malas compañías, nada de eso es cierto, fueron mis deseos de acabarme el néctar de la vida, quise ser como pensé que era el ideal de hombre.
De verdad, viendo la perspectiva de la vida en la situación en que me encontraba, puedo decirles que el amor no nada más es el sexo, ni tampoco es más hombre el que tiene más mujeres y demasiado sexo, el cuerpo es tentación y la tentación poco a poco va muriendo, el amor es vida y la vida con los años florece y jamás muere. Hombre, detente por un instante y contempla tu obra, sé feliz con una sola mujer, ten sexo seguro y blindado, ama con locura pero en tus cinco sentidos, forma una familia para que cuando estés en la edad de la senectud tengas quien te cuide o quien se preocupe por ti. Haz un depósito en tu mente y guarda los consejos de tus padres y de tus mayores, jamás desprecies las lecciones de una persona por muy humilde que sea, vive tu vida con orden y transparencia.
Todas estas cavilaciones bullían en mi mente al encontrarme solo, y así mirando hacía arriba con los sentimientos desbordados me dirigí a mi Padre Eterno en una plegaria que me salió con toda la honestidad que en toda mi vida no había tenido, con lágrimas en mis ojos me sinceré y empecé a musitar:
Señor, encontrándome en esta situación, he podido asimilar todo el dolor que he ocasionado a mi familia, te pido me des un poco más de vida para enmendar mis errores, sé que de todo lo acontecido nadie es culpable más que yo, no supe diferenciar entre tener sexo o abusar de el, me conforta pensar que aún con vida puedo pedir perdón a todos aquellos que he ofendido.
Padre mío, no te pido que me quites los dolores, ni tampoco que me lleves al lado de mi madre, porque es más grande el dolor de saber que defraudé a muchas personas, que de verdad no me dejan conciliar el sueño, te pido me des entereza para soportar mi enfermedad, valor para no flaquear ante mis seres queridos, fortaleza para terminar en mis facultades mentales. Dame paciencia, porque esta enfermedad irrita demasiado y sé que debo de tener atenciones por parte de los que ejercen la medicina para tratar de sobrellevar mi enfermedad.
Señor, comprendo que tu me diste la vida y yo no la supe aprovechar, te agradezco por los padres que enviaste a cuidarme, aunque me hayas quitado a mi Madre antes de tiempo, también reconozco que me rodeaste de buenas amistades y me otorgaste a una familia maravillosa, gracias señor por las dos hermanas que me legaste, las cuales me llenaron de mucho amor y ternura, aunque debo de reconocer, que solo dolores de cabeza les pude dar.
No te reprocho nada señor, porque tú fuiste quien me dio la vida, y yo fui el arquitecto de mi propio destino, desafortunadamente escogí el sendero equivocado y hoy pago las consecuencias. Padre hazme fuerte para soportar todas las murmuraciones que de mi hagan, haz entender a mis conocidos que fui una victima más de mi vida desenfrenada; de mis actos yo solo habré de darte explicaciones, de mi vida turbulenta nadie puede reprocharme, porque viví la vida como pensé que era lo correcto, sin ofender a nadie y amando a todos.
Tuve la mala fortuna de haber tenido relaciones sexuales sin protección, porque jamás pensé que me iba a atacar una infección o una enfermedad, erróneamente me sentí confiado, tomé la vida como un reto, y al final salí vencido, Señor hazle entender a la gente que esta enfermedad que padezco no se contagia con un beso, un abrazo o un apretón de manos, que no nos miren como leprosos, que no se alejen de nuestro lado, porque estando así, es cuando más necesitamos la comprensión y ternura, nos refugiamos en la soledad, porque nos tratan con indiferencia y eso duele más que los efectos de la enfermedad.
Padre mío, a mis conocidos dale la entereza para que me recuerden como siempre fui, no tengo el mínimo deseo que me vean como una piltrafa humana, soy humano, merezco cariño, necesito mucho amor, requiero de atenciones y no de desprecios, no quiero lastimas ni falsos afectos, quiero comprensión, necesito de palabras tiernas que me hagan sentir como lo más importante de esta vida, nuevamente lo digo, no quiero que me vean con repulsión, ni tampoco que se limpien las manos con alcohol después de saludarme, que no tengo lepra, ni que platiquen conmigo a medio metro de distancia, orita es lo único que me conforta que me hablen, que platiquen que me hagan sentir que yo también participo en sus conversaciones.
Padre Supremo, en tus manos confió mi pobre existir y en ellas deposito mi alma, para que con tu amor infinito, me lleves al lugar en donde dejaré de sufrir, porque solo tu eres el alivio y la calma, tu eres el protector y el bálsamo que adormece los dolores, padre, deseo que en el momento en que tu lo decidas, me lleves cuando este dormido, quiero llevar en mi mente y en mis ojos la imagen de lo hermosa que es la vida, y porque quiero que sea la postal que lleve para mostrarla a mis seres queridos, Padre dame a beber del néctar de la vida eterna, porque creo en ti, porque tu eres amor y vida y sobre todo, señor, tu eres mi esperanza para dejar de sufrir. Amén.
No había más que decir, de verdad, ya me sentía más tranquilo, mi ser tan atontado por la noticia, recobraba su lucidez y su apostura, no esperaba un milagro, no esperaba una curación en mi ser, me puse sereno y de verdad recapacite en que sucedería después de mi muerte, debería de tener un poco de aplomo, para enfrentar esta situación, por muy difícil que sea debemos de afrontarla, no crean, dentro de mi existía esa rebeldía de no aceptar a ver el fin de mi existencia, más sin embargo, me consolaba al pensar que la ironía del ser humano es de venir al mundo para morir, es la ley de la vida o de la naturaleza, pero es la ley.
Mi hermana Lore regresó en la tarde, me preguntó como me sentía, yo todavía hosco, le contesté llorando:
“Y como quieres que me sienta, tu crees que la noticia que me diste es para ponerme a festejar o que, es duro aceptarlo pero ni modo este mal yo me lo busqué”
Mi pobre hermana compungida evitando las lagrimas me comunicó, que estaba viendo la posibilidad de internarme en un sanatorio, ya que ella no podía estar atendiéndome todo el día, debería atender a su esposo y a sus hijos, además de que yo necesitaba quien viera por mi tanto en mi alimentación como en el tratamiento de mi enfermedad, me dijo que me había conseguido a una señora para que se pasara todo el tiempo conmigo, pero que también tenía que poner todo de mi parte.
Se llegó la fecha, me llevaron a un Sanatorio, no era necesaria la presencia de la señora, pues en el nosocomio tenían a personal adiestrado para el tratamiento de personas con mi enfermedad, por lo tanto quede hospitalizado y con la firme promesa de mi hermana que ella pasaría todos los días a visitarme. Tuve la sensación de que era el principio del aislamiento de mi familia, pero tal vez era lo mejor, necesitaba de cuidados a cada instante, medicamentos con horario definido, sé que esto es difícil para una persona que tiene a su esposo e hijos que estar cuidando, además de trabajar para poder llevar una vida más desahogada. Razonando todo esto, jamás, en ningún momento sentí que se me esta relegando, al contrario esto me dio ánimos para también yo echarle los kilos y así al menos apaciguar un poco esta enfermedad.
Si quisiera claro al decir lo siguiente, humanidad, ténganos un poquito de consideración, no nos vean como a un bicho raro, no tengan miedo de acercarse a nosotros, no tenemos lepra, nuestra platica y nuestros besos no contagian, cuando platiquen con nosotros, háganlo de frente, no escondiendo la cara, el sida solo se contagia a través de las relaciones sexuales o transfusiones de sangre, no por otro método, al menos es lo que nos han enseñado aquí, háganos la vida un poco más soportable, a veces no es tanto el dolor de la enfermedad como el de la indiferencia, cometimos un error, un pecado y lo estamos pagando, no sean ustedes nuestros jueces aquí en la tierra, nosotros tenemos que responder ante nuestro Creador por esta falta, mientras ustedes, dennos felicidad, mucho amor pero sobre todo mucha comprensión, que sepamos que nos quieren así con nuestra enfermedad, no sean indiferentes, ya lo dije, este gesto es más maligno que tener esta enfermedad.
Los días, las semanas y los meses fueron pasando, así como esta enfermedad fue pasando por todo mi organismo, ya no soy el mismo, he bajado demasiados kilos, mis ojos muestran la fatiga de varios días en vela, mi cuerpo poco a poco va perdiendo su fortaleza, me cuesta trabajo levantarme y caminar, tengo el apoyo del personal que me cuida, pero quizás eso me irrita demasiado, sentirme un inútil me desquicia totalmente, hay momentos en que quisiera de una vez morirme, de que me sirve esta vida si madamas estoy sufriendo, pero además de todo esto, mi familia se esta desmoronando de tanto dolor, ellos creen que no me doy cuenta, pero en los ojos de mi hermana Lore se ven grandes ojeras de tanto llanto que ha de derramar, mi hermana Lucrecia al llamarme se le nota en su voz un dejo de tristeza igual que a mi padre, todos dándome ánimos y diciéndome que estaban conmigo.
Incluso mi Padrino Candelario también me hablaba para preguntarme como seguía, aunque el con sus bromas en ocasiones me hacía reírme un poco, pero también a él se le notaba la voz quebrada como también a su esposa, quien me nombraba con cariño mi nombre, yo con temor y con vergüenza jamás les preguntaba si estaban enterados de mi enfermedad, no para que, mejor lo dejamos así, total todos ellos han demostrado un gran amor por mi, no creo que sea oportuno acongojarlos si es que no saben, con una pregunta que podría incomodarlos, es mejor así, si la conocen que me perdonen, lo único que deseo es que me recuerden como el familiar tan alegre como ellos me tienen conceptuado.
La enfermedad me ha acabado totalmente, me he convertido en un guiñapo que ni siquiera puede mover un musculo, me siento totalmente abatido, pero conservo la lucidez, conozco a las personas que se encuentran a mi alrededor y contesto todo lo que mi hermana quiere saber, es lo mismo de siempre, como me siento, si ya vinieron a darme mis medicinas, si ya me checaron esto o lo otro, que me veo muy bien, que tengo otro semblante, en fin, mentiras piadosas para no sufrir más de lo que ya estoy sufriendo, tres días antes mi padrino se comunico conmigo y también me comentó que ya se me oía mejor la voz, con más ánimos y con unas ganas de dejar el sanatorio, dentro de mi les agradezco de verdad tantas atenciones, por eso es que agradeciendo a mi Padre Eterno, le he musitado:
Gracias Padre por los padres que me enviaste, por los familiares que anotaste para mi, por las amistades de las que me vi rodeado, por la libertad que me otorgaste, pero te doy una inmensa gratitud, por el corazón tan grande que pusiste en mi cuerpo, para amar a tanta gente, Señor gracias por la religión que mi Madre me inculcó, porque gracias a ella, te conocí, sé que no tardaré mucho tiempo en reunirme con mi Madre y así podré tener la dicha de ver tu lindo rostro, señor, quiéreme como a tu hijo Jesús, dame tu salvación y otórgame la luz del entendimiento, para que pueda irme de este mundo sin amarguras o rencores, no tengo nada que perdonar a nadie, pero si mucho de pedir perdón por todas mis faltas cometidas, Padre, dame la paz, permite a mi cansado cuerpo que descanse y deje de estar sufriendo, Gracias Dios Mío.
Por mi avanzada enfermedad, tuve que dejar el sanatorio, necesitaba cuidados de personal especializados en esta enfermedad, por lo cual me alojan en un albergue para enfermos de sida, estando ahí es cuando ya mi cuerpo abandona todo intento de luchar, me dan de comer, de beber, incluso de limpiarme porque ya no puedo hacerlo, es triste reconocer como termina uno, cuando no sigue los consejos de sus padres o personas mayores, cuando uno se aleja de su religión, creyendo que por nuestra juventud podemos vencer el mundo damos vuelta al reloj en sentido contrario a sus manecillas, vivimos como si estuviéramos inmunes a todo, y oh desafortunado mortal, no sabes cuan equivocado estas en tus razonamientos, pero no hay problema el padre tiempo te espera para darte tu escarmiento.
Mis últimos momentos han sido para pedir perdón a mi Dios, los he utilizado para reencontrarme yo mismo, quizás algo demasiado tarde, pero no lo creo, porque me presentaré ante Dios como alguien que al final reconoció que su vida la vivió en un total desorden, todos creemos tener la vida comprada, pero siempre a nuestro lado esta la suerte echada, somos conductores de nuestra vida pero como copiloto tenemos a la desgracia, hay que vivir bien la vida para terminarla mejor.
Un día cualquiera de cualquier mes e incluso de cualquier año, (ya perdí la noción del tiempo)despierto con la alegría de notar que mi cuerpo no siente ninguna molestia, ningún dolor, puedo mover mis brazos y mis piernas, puedo levantarme de la cama, al hacerlo, noto que al borde de la misma se encuentra mi Madre, con los brazos abiertos me llama a su lado, con una felicidad indescriptible me apresuro a atender su llamado, acurrucado en su seno como un niño recién nacido, con la felicidad de tenerla conmigo, le expreso que me hacía mucha falta su amor, sus atenciones, que extrañaba sus brazos y ahora me sentía protegido y libre de esa maldita enfermedad, era otro, dios escucho mis oraciones y mandó a mi madre a consolarme, ella, con esos ojos tan llenos de bondad y ternura me besó en la mejilla y así junto a ella nos dispusimos a emprender una nueva relación familiar, atrás, si allá atrás, quedaba el cuerpo que Dios me prestó para transitar en la tierra, a lo lejos solo veía a personas llorando a su alrededor y entre esos humanos noté la presencia de mi hermana.
JOSE ALBERTO BELESTER HERRERA, falleció el 12 de enero del 2009 en San Antonio de los Buenos, Baja California, a las 8 de la mañana a la edad de 18 años, la causa anotada en el certificado de Defunción fue Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida, su cuerpo fue cremado y sus cenizas las llevó su hermana Lorena al puerto de Cancún, en donde se le realizó una misa de cuerpo (cenizas) presente, posteriormente se llevaron a la cripta familiar en donde descansa en compañía de su Madre, Abuelitas y Tía. Con todo el cariño que se puede llegar a sentir por una persona y con todo mi amor, de corazón te digo: DESCANSA EN PAZ JOSE.