Mi vida siempre fue un misterio, mi niñez fue tan misteriosa como incierta, yo no pedí venir al mundo, jamás expuse que quería a tal o cual padres, fue la voluntad de mi Dios la que me trajo a morar a este mundo, y por pretexto de ese Dios en que la mayoría creemos, se me ha discriminado e incluso mirarme como si fuera un bicho raro.
Así empezó la plática que sostenía con mi amiga Narcisa, mujer introvertida y quizás extrovertida, pero un ser tan lleno de bondad como de mucho amor.
Mi niñez transcurrió en un hogar de diferencias, y digo diferencias porque mis padres eran muy diferentes en su carácter, diferentes en su comportamiento, diferentes en su forma de pensar e incluso diferentes en su forma de quererme, por un lado mi madre siempre me trató como a una niña que ese era mi sexo, pero mi padre como su gran anhelo era tener un varoncito, me trataba como tal, vistiéndome como un niño e incluso fomentando en mi el deporte que el practicaba, que era el futbol.
Los pleitos en mi hogar eran frecuentes, mi padre apasionado al deporte bacanal, jamás se enteró de las necesidades de la familia, el vivía en su mundo y eso lo hacía muy feliz, mi pobre madre, trabajando de sol a sol, para cumplir las necesidades de mis hermanos y las mías, cuando el llegaba trastornado por el vino, se volvía una persona irracional que ofendía a medio mundo y el otro medio mundo lo ofendía a él, y nosotros recibíamos la peor parte de su arrebato, a mi madre amenazándola con matarla y a mi jalándome de los cabellos cual si fuera una piñata, y todo esto me lo aguantaba, sufría en silencio, lloraba hacia adentro, tragándome mis lagrimas amargas.
Me creerás que ni yo misma sé porque me aguante tanto, pero eso sí, mi carácter se fue templando y agarrando una fortaleza de la cual yo misma desconozco, pero que sé de donde se origina. Me fui acostumbrando a estas dramatizaciones en mi hogar, ya no era raro que siempre mis padres estuvieran como perros y gatos (con el perdón de estos animales), y nosotros en una esquina temblando de miedo, por la reacción final de mi padre.
Muy poco recuerdo si es que tuvimos fiesta por nuestros cumpleaños, en mi hogar escondíamos todo lo que oliera a licor, pero al no encontrarlo en la casa, lo buscaba en la calle con sus amigos, es cierto da tristeza hablar de la irresponsabilidad de un padre, pero ojala mi relato tuviera cabida en muchas conciencias de los hombres, ya que su machismo solo surge al calor de unas copas, sin darse cuenta que el alcohol además de trastornarlos los transforma en otros seres distintos a lo que aparentan delante de los demás, surgiendo confusión en sus mentes en el momento en que se encuentran sobrios, sin recordar lo que hicieron cuando en ese estado de ebriedad sufrían una metamorfosis.
Así transcurrió mi existir, entre pleitos, reconciliaciones, llamadas de atención, la zozobra en mis estudios, la privación de diversión por no tener los recursos económicos para cubrir esos gastos, jugando al futbol en lugar de muñecas, usar pantalones y short en lugar de faldas, o tenis en lugar de zapatillas o zapatos femeninos, no usar maquillaje y no era porque me lo prohibieran, simplemente lo veía como algo ridículo de una mujer el pintarse, de verdad no me agradaba, pero eso sí, me gustaba verlo en otras mujeres, las cuales desde mi corta edad me atraían.
Se llegaron mis quince años, la fecha memorable para toda mujer que ansia dar a conocer los atributos que la diosa naturaleza nos ha dotado, ser presentada en sociedad, bailar con los chambelanes, disfrutar la fiesta, en fin miles de recuerdos, y sin embargo, a mi eso no me interesaba, jamás pedí que me festejaran, no lo quería, no lo deseaba, pero por insistencia de un familiar tuvieron que hacérmelo.
En esa fiesta acudieron todos mis familiares, amigos y amigas, padrinos, conocidos de la escuela en fin gente que ni yo misma sabía de dónde habían salido, pero ahí estaban en esa fiesta que daban en mi honor y de la cual ni quisiera acordarme, mi padre en su afán de saldar esas cuentas que por su alcoholismo tenía conmigo, fue el encargado de presentarme en sociedad, sus palabras las encontré tan sinceras que me arrancaron las lágrimas que no pude contener, y que me hicieron abrigar la esperanza de que mi padre cambiaría.
Soy sincera al decirlo, a mi padre lo quiero, pero lo quiero muy a mi manera, probablemente él pensara que lo odio, pero no se puede odiar a quien te dio la vida, tengo resentimiento eso sí, que quizás pueda ligarse con un rencor, pero más que nada es quizás el sentirme desligada de su vida, esa vida tan comprometida para sus amigos y para su vicio, que aunque hubo formas y ocasiones en que se lo comenté, jamás tuvo la delicadeza de acercarse a nosotros para acariciarnos o para con un simple gesto sentirnos que nosotros éramos la razón de su vida, pero en fin.
Pero Narcisa (la interrumpo) ¿crees que estos fueron los motivos para que tu cambiaras en tu forma de pensar, me refiero exactamente a tu forma de tratar con personas del mismo sexo?
No, no lo creo, ya te lo dije anteriormente mi carácter se fue templando conforme se iban desarrollando los acontecimientos en mi familia, lo otro no va ligado con mi forma de sentir, te diré algo que quizás yo he analizado y a muchos les enferma decirlo, y ¿sabes por qué? Porque les da pena confesarlo, yo lo he sostenido, la primera vez que yo me sentí atraída fue más por la persona que por el sexo, quizás se vea mal, quizás nos han satanizado y muchos puritanos cierran los ojos para no ver la realidad de nuestros tiempos, hay un dicho muy popular que quizás aquí encajaría “No hay peor ciego que aquel que no quiere ver”.
Muchos me critican diciéndome que las relaciones que tengo con personas de mi mismo sexo, son coas del demonio, que Dios creo únicamente un hombre y una mujer, que donde se ha visto a un animal teniendo relaciones con su mismo sexo, que me va a castigar Dios, que no voy a entrar al reino de los cielos, que me van a excomulgar, PANPLINAS, son mojigaterías, pensamientos de personas anticuadas o chapadas en estricto apego a una religión, no se ponen a pensar que antes de vernos el sexo, vean nuestra naturaleza, somos seres humanos, personas que necesitamos afecto, cariño y comprensión, no a todos nos gusta la lluvia, pero esta llega por efecto de la naturaleza, son pocos los que aman la oscuridad y sin embargo es la gran confidente de los enamorados.
Que me acosan por decirme que soy descarada por haber salido del closet, acaso ¿no se me debe de reconocer el gran valor de tener que aceptar mi condición sexual? ¿Es delito expresar nuestro amor delante de los demás?, que algún letrado me diga en que parte de la biblia esta anotado de que no deben de existir las lesbianas y los homosexuales, considero que el mundo está preparado para dejarnos existir sin andar escondiéndonos, nuestro sentimiento es dar nuestro amor, a veces el hombre lo único que desea es seguir abusando de nosotras, mirarnos como en la época de la revolución se tenía contemplada, como una escopeta, en la esquina y cargada, ya eso es arcaico, déjennos vivir, queremos también tener los derechos de todos los que viven en este mundo.
La vida sería diferente si todos viviéramos en armonía, amándonos y libres de prejuicios, compréndannos y déjennos convivir con ustedes, no somos seres anormales, ni tampoco visitantes de otro planeta, somos personas que fuimos hechas con amor y criadas con ese mismo sentimiento, no somos un mal ejemplo ni tampoco una plaga de la naturaleza.
Me causa tanta extrañeza mirar a Narcisa, ella tan bonita, mujer preparada, estudiando una carrera redituable, con un cuerpo tan bien delineado, pero quizás lo más admirable en ella, su carácter, esa forma tan bonachona y despreocupante de los problemas que aquejan a la humanidad, cansando a mi mente de tanto pensar como este monumento de mujer pueda tener el defecto de ser lesbiana, y pareciendo que adivina mis pensamientos arguye:
A veces no es necesario o quizás una causa por la que uno es lesbiana el factor de la belleza, he escuchado comentarios perversos que dicen: con esa cara cuando va a conseguir novio. No, están equivocados el amor llega también en la fealdad, nosotras buscamos la comprensión, el respeto a nuestra forma de desenvolvernos, queremos el mismo trato que a otras personas, y quizás lo más importante, nosotras no nacemos siendo lesbianas, con el paso del tiempo nos convertimos.
En el diario trajinar de nuestra vida, encontramos a nuestra pareja, la identificación surge espontanea, sin necesidad de forzar los acontecimientos, simplemente dejamos correr los hechos, y nos dejamos llevar por las circunstancias, lo único que pedimos es fidelidad (por eso nos califican como seres demasiados posesivos), pedimos respeto a nuestra forma de ser y a nuestras ideas de ser como somos, con nuestra conducta, no lastimamos, herimos o faltamos el respeto a ningún miembro de la ciudadanía.
Cuando tenemos cierto enfado con nuestra relación, nos separamos por un tiempo, pero primeramente hablamos, dejamos en claro nuestra situación, que alguien me diga, ¿Cuándo un hombre hace esto? Ellos se separan de sus parejas sin decirles nunca el motivo, tienen miedo, les falta ese carácter que a nosotras nos sobra, porque nosotras sabemos de lo real que es el sentir en nuestro interior, no jugamos con los sentimientos, queremos con toda el alma y con toda nuestra fuerza, por eso nos verán que en el parque, en el cine o en la calle, no ocultamos nuestro amor, lo demostramos en cada momento de nuestra vida, porque somos felices con nuestra pareja.
Hoy, que ya se empiezan a legalizar estas relaciones, con mi pareja hemos empezado a hacer planes para vivir juntas, tener un hogar lleno de amor, ¿Qué no podemos tener hijos? Eso no es factor importante, ellos llegaran cuando mi pareja o yo estemos realmente seguras de tenerlo, y no es necesario tener una relación con un hombre, lo podemos tener por inseminación artificial, así estaremos muy seguras de nuestra fidelidad. En nuestra vida no es necesaria la relación masculina, porque lo que ellos nos puedan proporcionar nosotras lo podemos obtener, natural o artificial pero lo tenemos.
La verdad me quedo sorprendido de todos estos razonamientos, pero no puedo más que darle la razón a Narcisa, son validos sus argumentos aunque, algunos no estemos de acuerdo con estas relaciones, no puedo decir que sean asquerosas, porque aunque sean mujeres su amor quizás sea más limpio y sincero que el de una pareja normal, si es cierto, se ve algo mal esas parejas del mismo sexo, nos causa extrañeza porque no habían sucedido, pero lo más sano es que nos debemos acostumbrar.
Ya pasó mucho tiempo, y no he vuelto a ver a Narcisa, más sin embargo hace pocos días viendo el periódico de mi predilección, ese que no es amarillista, me entero que Narcisa contrajo nupcias con su pareja, fue una boda múltiple de gays y lesbianas pero ahí estaba ella feliz y sonriente dándole un beso a su pareja, cuando vi la foto sentí un gran estremecimiento, porque jamás pensé que ella iba a terminar así, considere que su relación era una locura y que pronto se le iba a pasar, pero me equivoqué, tenía una base muy solida su relación y lograron hacer a un lado tantas críticas, tantas humillaciones y tantos desprecios, triunfó su amor, triunfó su deseo y lo más importante triunfó su razón. Felicidades Narcisa, que seas muy feliz, te lo mereces.
Y quiero finalizar como los cuentos que nos contaba nuestra Madre: Y VIVIERON FELICES.