Llegan a mi mente esos consejos que las personas adultas dan a los jóvenes, me decía un buen amigo, ¿quieres conservar tu cordura y no llegar a perderla? Jamás te enamores. Pero que podía hacer este pobre humano, la cordura ya la había perdido desde hace tiempo; pero una mujer no me hizo perder la razón, al contrario yo la hice perder el juicio al haberse enamorado de mí, jamás me logró entender y optó por dejarme en libertad de amar a quien me pudiese entender.
Ya ven que en cuestión de amores, la locura es más extrema, por ese sentimiento, se puede uno morir o llegar a matar, como fue el caso de mi buen amigo Robertico, el cual al saber que su esposa lo engañaba, se tiró de la azotea al patio de su casa, por tan tremenda decepción, se quería quitar la vida, pero solo recibió raspones en la cara y una clavícula fracturada; cuando su esposa se entero de tal decisión de su esposo, le dijo a su hija “dile a tu papá que le puse cuernos, no alas”, que cosa tiene la vida mariana, caray.
Locura y más locuras, que nos hacen pensar, ¿de verdad la humanidad estará cuerda? Recuerdo en una ocasión, en que me entró la desesperación por ver la crítica situación que vivíamos, mirar a mi pobre Madre y a mi tía, frente a ese gran comal, en el cual hacían tortillas de mano para vender, una tarde en complicidad de mi hermano y en un arranque de locura (no de coraje) con martillo y marro primero quebramos el comal y posteriormente derrumbamos el horno sobre el cual se encontraba, limpiamos y tiramos el escombro. Cuando llegó mi Madre y vio nuestra “magna” obra, nos acomodó semejante golpiza de la cual tardamos dos días para salir a la calle, además de ponernos a ganar dinero para restituir lo destruido.
En mi vida laboral, nunca acabé de digerir un comentario que me hizo el Contralor de la institución, con aire serio y dirigiéndose a mi expresó: Me gustaría saber cuál es el punto donde se corta el hilo de la lucidez para entrar a la locura, caray, me quede de a seis, pues supuse que el que lo supiera, jamás iba a dejar que se cortara ese hilo, pero en fin, son cosas que tiene la vida, cuando vemos a un gran ejecutivo centrado y nos hace ese comentario, nos damos cuenta de que le andan fallando las neuronas, bien lo decía ese gran filosofo Sócrates: Yo solo sé que no sé nada, o el gran filosofo y pensador mexicano Cariolo que expresó: De tanto leer y escribir, siento que me estoy volviendo loco.
Por igual llegan a mi mente los recuerdos de mi transitar por la vida de los marinos, he de decirles que mi padrino es maestre de maquinas en un buque naval, cuando me fui en compañía de él y de su esposa, esto fue en un lapso de tres meses, a recorrer algunos puertos del pacifico, estuvimos en Salina Cruz, donde estuve en una escuela primaria, esto para que yo no me atrasara en mis estudios, en ese plantel tuve la dicha de conocer a una linda niña, que desde que la conocí me hice el propósito de que fuera mi novia, pero lógico como era fuereño ella no se fijaba en mi, a la semana de mi estadía, pregunté su nombre y me trasladé a su salón de clases, me plante frente a ella y le confesé que me gustaba para enseguida plantarle un beso en la boca. (CONTINUARA..................)