miércoles, 13 de octubre de 2010

EL INFORTUNIO DE FREDDYSBUNDO. (01)

Fredysbundo, era un tipo que todo le salía mal, su suerte siempre le había dado la espalda, como lo hizo su mamá cuando lo vio de recién nacido, incluso, estuvo a punto de perder la vida, porque al galeno encargado de la operación en el alumbramiento, le habían notificado que su señora madre había fallecido, motivo por el cual se negaba a entrar al quirófano, y estando ya dentro, todo el pulso le temblaba.

Al nacer, después de que le propinaron la primer nalgada de rigor para que despertara, se fue la luz en todas las instalaciones del hospital (perteneciente al seguro popular), así que no hubo de otra, en lugar de llevarlo a los cuneros, se lo acomodaron a la madre, en la cama en la cual descansaba reponiéndose de los dolores que la cesárea le había dejado. Llegó a la vida midiendo solo 45 cm. De largo y pesando 1.400 kgs., era más bulto la sabana que lo envolvía que el frágil cuerpo del recién nacido, con decirles que provisionalmente dormía en una caja de zapatos.

De su nacimiento, pocos se dieron cuenta, en la vecindad en que vivían, andaban más preocupados por la falta de agua, y por recibir la pipa que el gobierno les había prometido para que llenaran la única pila que servía para surtir a las familias que ahí moraban, así es que cuando llegaron a su hogar los inquilinos solamente notaron su presencia, por el intenso lloriqueo al pedir su mamila. Freddy tenía a su padre y a tres hermanos, el señor sin trabajo fijo, pero muy machote para estar haciendo hijos, un clásico machote mexicano.

El niño seguía creciendo, pero su cuerpo todo alfeñique logro embarnecer un poco, gracias a los sacrificios que su pobre madre realizaba, al quedarse ella sin comer, con tal de que el niño se alimentara y lograra obtener su peso y estatura normal, sus hermanos quizás por lo feíto y el cuerpo de lombriz que tenía, no lo sacaban a jugar al patio con los demás niños, así que Freddy se quedaba en el cuarto a jugar con sus juguetes todos incompletos y mutilados: tenía un carrito de bomberos con solo 2 ruedas y sin cabina, muñecos descabezados, pistolas sin cachas y sin gatillo, caballitos sin una pata, soldaditos de plomo inválidos, muñecos de trapo con las tripas de fuera, en fin una colección con piezas faltantes.

Pero el chico aún seguía con esa mala suerte; por falta de cupo entró a la escuela a la edad de 8 años y en tercero lo expulsaron por peleonero, es que la verdad, de que tenía su genio, lo tenía y como el siempre lo cantaba “Jamás me dejo de nadie, por eso mi padre me enseño a defenderme”

Cuando la juventud le llego, las mujeres le corrían, no querían ni siquiera verlo, menos platicar con él, porque tal parecía que estaba peleado con el agua y el cepillo de dientes, pero lo que sea de cada quien siempre andaba limpio de su ropa. Pero déjenme decirles, que aparte de que Diosito le negó la apostura y galanura, también le proporcionó 2 hileras de dientes superiores, así que se veía como un fenómeno con sus cuatro colmillos, motivo por el cual, cada vez que platicaba o se reía, se tapaba la boca en actitud vergonzante. Pero créanmelo, él jamás se dio por vencido. (CONTINUARA)

No hay comentarios: