Mira muchacho, como a los cinco días que te marchaste de aquí, en el vecindario sucedió una desgracia desafortunada, en la noche, serían como la 1 o 2 de la mañana, la vivienda de tu madre, se empezó a incendiar, los vecinos al ver salir humo por debajo de la puerta, llamaron a los bomberos, mientras llegaban, Nicéforo el del 9, junto con Pascasio del 5, corrieron a tocar a la puerta del cuarto, pero no se oía nada, por lo cual decidieron tumbar la puerta, en esas estaban cuando llegaron los traga humo, echaron abajo la puerta y se dispusieron a apagar el fuego, desgraciadamente ya era tarde, todo se había consumido, los cuerpos de tu Mamá y de tus hermanos, estaban totalmente carbonizados en la cama en la cual dormían, tu madre tenía a tu dos hermanos abrazados, nos imaginamos que cuando vio el incendio los quiso proteger.
Más tarde cuando se hizo el recuento de los daños, el capitán de los bomberos, explico a la portera, que al parecer, una veladora que tenían prendida en la pequeña mesa donde estaban las imágenes de los santos, por descuido se cayó en el cartón donde tenían su ropa, posteriormente con la ayuda de varios cartones que se encontraban apilados, el fuego se propago, lo más grave es que tu mamá tenía un anafre y una garrafa de petróleo, con lo cual, todo el cuarto se convirtió en un refugio de Satanás, todo se perdió mi’ijo, los cuerpos quedaron irreconocibles.
Pero y ¿Don Modesto mi padrastro donde se encontraba? Llorando preguntó Freddy.
Ese, como siempre, metido en la cantina, bebiendo y gastando el poco dinero que ganaban, lo encontraron tirado afuera del local, arropado con unos pedazos de cartones, supo lo sucedido hasta pasado el mediodía en que todo crudo se presentó a la vecindad, donde vio todo el cuarto chamuscado y lleno de cenizas y brazas apagadas, pasado el momento de su sorpresa, salió y hasta la fecha no se le ha vuelto a ver.
¿Pero que hicieron con el cuerpo de mi jefecita y de mis hermanos? Preguntó Freddysbundo con el llanto desbordado.
Mira muchacho, tu sabes que en la vecindad siempre han sido solidarios, se cooperaron y en una sola caja de madera, la cual por cierto fue hecha por Sirenio el carpintero, se depositaron lo que quedó de los cuerpos de tu familia, se velaron en el patio, como no había dinero para cubrir los gastos de la funeraria, los mismos inquilinos proporcionaron todo el material, compraron velas y en botes llenos de arena las encajaron, fueron a recoger las flores que tiran en el mercado y con ellas pusieron y adornaron el altar, dieron café que por cierto mi tiendita proporciono, así como 20 piezas de pan.
Al otro día, todos acompañamos los cuerpos al panteón, el encargado de llevar la caja fue don Pantaleón, ese que dizque anda en la política, y que su patrón el líder de los comerciantes ambulantes, le prestó la combi que utilizan para difusión y reparto de la propaganda, a la cual le tapamos los logotipos de su partido, para que no creyeran que era un acto de proselitismo, solucionado todo eso, los llevamos al panteón que está en la lomita de donde vivimos, Sirenio se encargó de hacerle la cruz que dejamos colocada en la tumba, solamente con los nombres, porque jamás supimos como se apellidaban.
Al terminar su narración, Don Abundio dejo escapar un suspiro de tristeza, para expresarle a Freddy su pesar y que estaba con él, ya para finalizar le comentó:
Cuando vengas por acá, yo mismo te llevo al lugar en donde quedaron sepultados, me estás oyendo, mi’jo, Freddy, te estoy hablando, contéstame, Freddy, Freddy………
Pero, Freddy ya no oía, como sonámbulo e inconscientemente colgó el auricular y salió a la calle, por casualidad del destino volvió al parque donde lo detuvieron, ahí se sentó en una banca, con los ojos rojizos de tanto llorar, no dejaba de lamentar el haber dejado a su pobre madre, total se hubiera aguantado el dolor de haber perdido a su amada, se hubiera quedado a seguir su vida al lado de su familia, pero su capricho o quizás su dolor lo hizo pensar de una manera diferente, ese dolor tan profundo le laceraba su alma, le perforaba su contrito corazón, su cuerpo temblaba sus manos sudaban, sus ojos llenos de lágrimas, no le permitían ver lo que pasaba a su alrededor.
¿Por qué Dios Mío, me tiene que suceder todo esto? ¿Señor, por qué esta decisión de quitarme a los seres que más amo? ¿En qué te he faltado? Señor, yo no te pedí nacer, yo no pedí venir a este mundo lleno de sufrimientos, me diste una Madre y ahora me la quitas, pusiste una mujer maravillosa en mi camino, para ver la vida de una forma diferente y me la arrebataste, termina tu obra, llévame a mi también, no quiero la vida, no quiero este sufrimiento, esta amargura la llevo desde niño, con ella me crie y con ella crecí, quise ponerle entusiasmo para desechar todas las burlas que hacían de mi persona, y ¿Qué resultó? CONTESTAME SEÑOR, de que valió que me portara bien si toda mi vida ha sido un martirio y un dolor perenne.
El ambiente tenso, el viento callado, el ruido de los automóviles estancado, todo silencio, claramente se podía oír el latido acelerado del corazón de Freddysbundo, su llanto cubría de lagrimas su rostro, el cual se encontraba todo desencajado, era la viva imagen de la desgracia, nada podía contenerlo, nada podía calmarlo, por ratos se golpeaba el cuerpo y en otras ocasiones, golpeaba la banca de acero donde se encontraba, volvió a increpar al Todopoderoso:
Cuando iba a misa, escuchaba tu palabra y en todos sus párrafos hablabas de amor, jamás me enseñaste el dolor, nunca me hiciste recapacitar en la magnitud de la muerte, en tus evangelios escuchaba, que el que creía en ti, jamás moriría, y por eso murió mi Madre, por creer en ti, por encender sus veladoras en franca muestra de su amor infinito, y eso fue el motivo principal de que hayan muerto, ¿Dónde estás Señor? ¿Dame una prueba de que en verdad existes y que me has escuchado? Devuélveme a mi familia, ¿que no comprendes que sin ellos me he quedado sólo, que soy un huérfano triste y olvidado? Ten piedad de mi, contéstame señor, quiero saber porque me he quedado solo, que mal he hecho para merecer tantas desgracias, te lo vuelvo a repetir yo no pedí venir a esta vida, yo no reclamé ningún lugar en este mundo, a mi no me tomaron mi opinión, ni me dijeron que iba a tener una familia por poco tiempo, para terminar pronto, no quiero vivir, no deseo esta vida vacía, no me importa nada, si en verdad existes, manifiéstate. Mándame la muerte, aquí está mi vida, la pongo en tus manos, llévame al lado de mi familia, quiero estar con mi madre, ya no me importa vivir, Señor escúchame, por favor Dios Mío, ten piedad, compadécete de este pobre mortal que se ha quedado solo, quítame la vida, tú me la diste y tienes el derecho de arrebatármela, Señor, ya no quiero vivir, Señor, Señor, Señor……..
De pronto, sin darse cuenta Freddysbundo, una persona se sienta a su lado y le pregunta: (Continuara)