Jesús, hijo de una mujer pueblerina de la costa chica, primogénito de una pareja que jamás logró contraer matrimonio, debido a los convencionalismos de la época, ella mujer iletrada condenada a ser únicamente una escopeta en la esquina de la casa bien cargada, él un hombre macho por naturaleza y por la nublazón de su razón, con carrera militar, autoritario y déspota como todo hombre dedicado a la milicia.
Habremos de hacer notar que esta mujer se salió de su hogar materno ubicado en un poblado de la costa chica de nombre Juchitán, con el firme deseo de buscar prosperidad, ya estaba cansada que su juventud estuviera solo rodeada de tanta pobreza y demasiado trabajo, sin avizorar ningún cambio o prosperidad en su vida, para dirigirse al puerto de Acapulco, Guerrero, en donde conoce o mejor bien dicho donde se da a conocer este individuo de baja ralea.
Él aprovecha la inocencia e ingenuidad de la mujer para proponerle matrimonio, cosa que nunca sucede, ya que lo que él buscaba, eran las caricias y los dones del sexo gratuito, como buen militar, que en cada plaza en que eran destacamentados, logró su cometido, con gran labia, le propuso matrimonio pero antes tenía que dar la prueba de su amor, logrando su cometido, como vil ladrón desapareció en la oscuridad de su cobardía, jamás se preocupo de la pobre mujer costeña.
Al paso de los meses, con el peso de su hijo en su vientre, empleándose como ayudante en una fonda ubicada en el mercado de la localidad, buscando un mejor nivel de vida para ella y su hijo que está a punto de nacer, acepta la oferta de la dueña de la fonda, quien al verla desvalida, le ofrece un rincón en el cuarto donde habita, claro que será poco lo que gane, pero comida y casa no le faltaran, Juana =que es el nombre de esta mujer= acepta la propuesta y con sus pocas pertenencias (un cartón de huevos el Calvario, con dos mudas de ropa y su enseres de limpieza), acondiciona un lugar en donde será el sitio en que se quedará a dormir.
Es así como en el año de 1944, en un mes que casi nadie se acuerda por no tener a la mano un lugar donde registrarlo y, que además nadie se tomaba la molestia de tomar datos del recién nacido, llega a la vida un niño de color moreno igual que su padre, a quien la madre le pone por nombre Jesús, quizás por haber sido el nombre del Redentor que le ayudo en sus momentos difíciles, o quizás por haber sido el día en que se festejaba a los que se llamaran así.
Sus primeros meses, sufrió quizás la falta de alimentación a sus hora, unas ocasiones por la falta de recursos económicos para comprarle su leche, otras por lo atareada en que se encontraba su madre; eran continuos los llantos del bebé en la fonda, lo curioso era en que las personas que ahí acudían a ingerir sus sagrados alimentos en vez de molestarles, veían la oportunidad para cargarlo y arrullarlo, habremos de decir que por gratitud de la naturaleza, Jesús nunca estuvo privado de brazos que lo estuvieran atendiendo.
Pero, no olvidemos al padre, ese militar de cuyo nombre no quiero acordarme y que no viene al caso mencionarlo, para no hacer sentir culpables a quienes lo tengan, decíamos, el padre al enterarse de que el niño había nacido y que ya contaba con varios meces de edad, buscó la manera de quitárselo a su madre, pero ella como leona furiosa defendiendo a su cachorro, jamás lo dejo ni que se acercará, mucho menos que el bebé tuviera alguna relación con él.
Mujeres de los establecimientos anexos a la fonda, le “aconsejaban” a la madre que dejara al niño en tutela con su padre, ya que con ella iba a sufrir privaciones y quizás la oportunidad de tener estudios, que no fuera tonta, el niño necesitaba de su padre, y ella –la madre- necesitaba de tiempo para trabajar y tener recursos para sostenerlo, claro que esto a ella le molestaba y les suplicaba a las personas que no se metieran en lo que no les importara, la vida de su hija era sólo competencia de ella y de nadie más, jamás dejaría al niño de un padre que jamás se molesto en saber cómo había nacido o en qué condiciones se encontraba, no, ella jamás iba a permitir que le arrebataran a su hijo de su lado, el niño crecería a su lado, primero muerta antes de que su hijo se fuera con su padre, ella estaba dispuesta a dejar de comer, privarse de alguna otras cosas, con tal de que a su hijo no le faltara nada. (continuara........)
Habremos de hacer notar que esta mujer se salió de su hogar materno ubicado en un poblado de la costa chica de nombre Juchitán, con el firme deseo de buscar prosperidad, ya estaba cansada que su juventud estuviera solo rodeada de tanta pobreza y demasiado trabajo, sin avizorar ningún cambio o prosperidad en su vida, para dirigirse al puerto de Acapulco, Guerrero, en donde conoce o mejor bien dicho donde se da a conocer este individuo de baja ralea.
Él aprovecha la inocencia e ingenuidad de la mujer para proponerle matrimonio, cosa que nunca sucede, ya que lo que él buscaba, eran las caricias y los dones del sexo gratuito, como buen militar, que en cada plaza en que eran destacamentados, logró su cometido, con gran labia, le propuso matrimonio pero antes tenía que dar la prueba de su amor, logrando su cometido, como vil ladrón desapareció en la oscuridad de su cobardía, jamás se preocupo de la pobre mujer costeña.
Al paso de los meses, con el peso de su hijo en su vientre, empleándose como ayudante en una fonda ubicada en el mercado de la localidad, buscando un mejor nivel de vida para ella y su hijo que está a punto de nacer, acepta la oferta de la dueña de la fonda, quien al verla desvalida, le ofrece un rincón en el cuarto donde habita, claro que será poco lo que gane, pero comida y casa no le faltaran, Juana =que es el nombre de esta mujer= acepta la propuesta y con sus pocas pertenencias (un cartón de huevos el Calvario, con dos mudas de ropa y su enseres de limpieza), acondiciona un lugar en donde será el sitio en que se quedará a dormir.
Es así como en el año de 1944, en un mes que casi nadie se acuerda por no tener a la mano un lugar donde registrarlo y, que además nadie se tomaba la molestia de tomar datos del recién nacido, llega a la vida un niño de color moreno igual que su padre, a quien la madre le pone por nombre Jesús, quizás por haber sido el nombre del Redentor que le ayudo en sus momentos difíciles, o quizás por haber sido el día en que se festejaba a los que se llamaran así.
Sus primeros meses, sufrió quizás la falta de alimentación a sus hora, unas ocasiones por la falta de recursos económicos para comprarle su leche, otras por lo atareada en que se encontraba su madre; eran continuos los llantos del bebé en la fonda, lo curioso era en que las personas que ahí acudían a ingerir sus sagrados alimentos en vez de molestarles, veían la oportunidad para cargarlo y arrullarlo, habremos de decir que por gratitud de la naturaleza, Jesús nunca estuvo privado de brazos que lo estuvieran atendiendo.
Pero, no olvidemos al padre, ese militar de cuyo nombre no quiero acordarme y que no viene al caso mencionarlo, para no hacer sentir culpables a quienes lo tengan, decíamos, el padre al enterarse de que el niño había nacido y que ya contaba con varios meces de edad, buscó la manera de quitárselo a su madre, pero ella como leona furiosa defendiendo a su cachorro, jamás lo dejo ni que se acercará, mucho menos que el bebé tuviera alguna relación con él.
Mujeres de los establecimientos anexos a la fonda, le “aconsejaban” a la madre que dejara al niño en tutela con su padre, ya que con ella iba a sufrir privaciones y quizás la oportunidad de tener estudios, que no fuera tonta, el niño necesitaba de su padre, y ella –la madre- necesitaba de tiempo para trabajar y tener recursos para sostenerlo, claro que esto a ella le molestaba y les suplicaba a las personas que no se metieran en lo que no les importara, la vida de su hija era sólo competencia de ella y de nadie más, jamás dejaría al niño de un padre que jamás se molesto en saber cómo había nacido o en qué condiciones se encontraba, no, ella jamás iba a permitir que le arrebataran a su hijo de su lado, el niño crecería a su lado, primero muerta antes de que su hijo se fuera con su padre, ella estaba dispuesta a dejar de comer, privarse de alguna otras cosas, con tal de que a su hijo no le faltara nada. (continuara........)
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