Mira Freddy –le contesta ella- he atendido todas las sugerencias y métodos que me han aconsejado, he acudido a especialistas, me han recomendado ciertas técnicas para inducir en el embarazo y salga un varoncito, mi amor no te niegues, yo quiero darte un hijo, ese que tu deseas, con el cual va a continuar tu apellido, el que espero que herede tu inteligencia, tu carácter, la formalidad de todo un hombre tanto en su hogar como en el trabajo, por favor no me niegues ese deseo, te lo pido por el gran amor que sé que tú me tienes. Además la niña necesita compañía, alguien que crezca junto con ella, un hermanito que sepa defenderla, creo que he cumplido con todos los cuidados que me han recomendado y tengo la esperanza, que este embarazo siga su curso normal sin ningún contratiempo, ni sobresaltos, ten fe en mi amor, no te voy a fallar.
La fecha del alumbramiento llegó, dentro del quirófano se encontraba Dulce Purificación con los médicos que la iban a intervenir, fue una noche desgastante y sufrida, ella con la presión alta, no tenía conocimiento de lo que sucedía, afuera en la sala de espera, Freddy como reo a punto de ser fusilado, daba vueltas y vueltas como león enjaulado, ya era de día, pero él sentía que el tiempo no transcurría, toda la noche se la pasó sin dormir esperando noticias de su esposa, hasta en la mañana que le enteraron de que ya la iban a operar, le volvió a suceder lo mismo, cuando nació Juana Iris, los doctores la misma cantaleta “Estamos haciendo todo lo humanamente posible para salvarlos a los dos”.
Evodia y Eleuterio tratando de tranquilizar al muchacho, pero ellos también eran un manojo de nervios y desesperación, los compadres de Freddy, que lo habían acompañado, por igual no podían contener ese nerviosismo que presagiaba una tragedia; como eran los que más o menos estaban serenos, se encargaron de cuidar a Juana Iris, la cual, raro en ella, permanecía tranquila.
“Como tardan, ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué nadie sale a darnos información del estado de salud de mi mujer? -Se quejaba Freddy- quien no cesaba en su corto caminar por la sala, el ir y venir lo hacían más desesperarse, se comía las uñas de los dedos, se sentaba, se paraba, salía, entraba, en fin, era una inquietud tan tremenda que el sueño, el cansancio y la falta de alimento se le borraron de su mente.
De pronto, de las puertas de un consultorio, sale el doctor que se encargó de la intervención médica asistida a Dulce, con pasos firmes se dirige hacía Freddy, al tiempo de tomarlo por los hombros, le dice:
Fue una intervención un poco complicada pero al fin nació su hijo, es un lindo bebé, con un peso de 3.800 Kg. y .50 cm de largo, se encuentra en perfectas condiciones, más tarde pueden pasarlo a ver a……
“Pero mi esposa, ¿cómo se encuentra Doctor?” – Lo interrumpe Freddy-
La señora desafortunadamente, no resistió, al momento de estarse efectuando el parto, dio un último esfuerzo y expulsó al niño, pero no pudimos estabilizarla y murió, de verdad lo siento mucho.
En ese momento el ambiente se tornó tenso, nadie hablo, todos quedaron con el rostro mirando al piso, Evodia y Eleuterio no podían dar crédito a lo que habían escuchado, escudándose uno con el otro, empezaron a soltar el llanto. Contrario a todo lo que todos esperaban o pensaban, Freddy, triste, cabizbajo y con el alma toda destrozada por tan enorme perdida, se dirige a los cuneros, en donde pide le muestren a su hijo, las enfermeras enteradas de lo sucedido, lo hacen pasar a un cubículo, hasta donde le llevan al niño, tomándolo entre sus brazos, con el rostro perlado de lágrimas, lo mira tiernamente y acercándolo a su rostro le susurra:
Sé bienvenido Hijo mío, ninguna culpa tienes tu de lo sucedido, tu madre supo tenerte dentro de su vientre y cuidarte todos estos meses, dio su vida por engendrarte, para darme la satisfacción de tener un hijo varón, que perpetuara mi apellido, al volar ella, surgiste tú a la vida, quiero decirte que siempre te cuidare y estaré a tu lado, porque con tu presencia, sé que conmigo estará tu mami, esto lo tomo como un milagro de salvación de un Ser Supremo que tiene una gran estima hacía mi persona, por eso, únicamente por eso hijo mío, y también porque tengo la certeza de que tu mamá lo hubiese aprobado, a partir de hoy, serás reconocido como Jesús Salvador, te quiero mucho Hijo Mío, nuevamente bienvenido, a tu madre mi profundo agradecimiento y la firme constancia que sabré recordarla como lo fue en mi vida, mi Gran Amor.
Y así con esa figura paternal que en muy pocas ocasiones puede darse, con un hombre que no salió derrotado por la muerte de un ser tan querido, más bien fue fortalecido por ella misma y por la llegada de una nueva vida, esa nueva existencia que fue concebida con todo el amor de una pareja, de esos esposos que supieron entenderse y respetarse, darse mucho cariño y también recibirlo, pero quizás lo más importante, un matrimonio que supo salir adelante a pesar de todas las adversidades que con amor supieron afrontar. Y ahí en ese pequeño espacio se sentía la presencia de Dulce Purificación, quizás sus familiares vieron como esa pequeña familia se fundía en un caluroso abrazo en torno a la criatura que venía llegando a poblar este mundo tan problemático, tan desconocido, pero tan lleno de amor, o tal vez observaron como Dulce les dirigía una mirada llena de ternura, pero también repleta de una petición: CUIDENMELOS, AHÍ SE LOS ENCARGO.
FIN
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