El día de hoy justo cuando leía unas notas en el periódico, viendo la triste noticia de un ex-repartidor de periódicos del Sur que se había ahorcado por falta de empleo, de frente veía la noticia pero de reojo podía vislumbrar como una sombra se deslizaba de arriba hacia abajo, entonces dejaba la lectura y volteaba a mirar al lado, pero no veía nada, solo el resplandor del sol que daba en la acera, entonces me enfrascaba otra vez en la lectura, viendo al cuate pendiendo de una soga dentro de su casa, como lo conocí sentía escalofrío y lamentaba que hubiera tomado esa decisión, pero bueno, cada cabeza es un mundo y la verdad yo no sé que pudo haber pensado en ese momento de ponerse la soga al cuello, pero nuevamente de reojo veía claramente la sombra como subía y bajaba, nuevamente interrumpía mi lectura y regresaba mi vista hacía un lado y se los juro no veía nada anormal.
Yo siento que esta ingrata huesuda como que se burla cuando veo noticias de alguien conocido o de una persona que aprecie y que ya haya partido al más allá, me preguntaba, ¿qué es lo que veo de reojo?, pero no podía contestarme con algo que se apegara a la realidad, ya que cuando regresaba al lugar donde veía la sombra, todo era un reflejo del sol sobre el cemento de la banqueta, no quise ponerme nervioso, todo se debía quizás al cansancio que últimamente he estado experimentando, y que es lo que me hace ver cosas fuera de la realidad, pero que las aprecio en mi entorno, por lo cual decidí ya no hacer caso, así que tomé la determinación de ponerme a leer una revista, tomé una novelita de Marcial Lafuente Estefanía, nada de monos, pura letras, la historia lucía interesante, así que cruzado de piernas disfrutaba de su contenido, justo cuando se encuentran los muchachos de la película batiéndose en un duelo, nuevamente aprecio por el rabillo de mi ojo, esa mancha (no voraz) porque ignoraba de que se trataba.
Nuevamente a dejar la lectura, tratar de indagar qué demonios estaba sucediendo, así que ahí me tienen bajando poco a poco mis gafas y rápidamente dirijo la mirada hacía donde veía esa figura, pero nada, solo el resplandor del sol en esa plancha de cemento que es la acera peatonal, ya molesto conmigo mismo, decidí no hacer caso y ahora si en serio, porque me estaba inquietando sobre esta visión, a lo mejor la gente que me observaba, pensaba que estaba loco, porque hasta me paraba de la silla para buscar, incluso, pensaba que era alguien que trataba de gastarme una broma poniéndose a mis espaldas o moviéndose rápidamente de arriba hacia abajo.
La lectura se tornaba más interesante, ya aparecía en escena la mujer mancornadora culpable del duelo de estos dos valientes, ella una mujer con un cuerpo robusto, de unas piernas bien torneadas ocultas por el faldón y las grandes botas femeninas, su busto amenazaba con romper ese botón que sufría pegado en su blusa, sus labios mojados esperando premiar a quien saliera victorioso de esta lid, justo cuando los duelistas deciden dar por terminada tanta platica, decidiéndose que a la cuenta de diez sacarían sus revólveres y ganaría quien fuera más rápido, en el momento de llegar a 9, surge la maldita sombra otra vez a un costado de mi ojo, ya verdaderamente sacado de quicio, decido poner fin a tan grande molestia, así que cerrando los ojos violentamente, me despojo de las gafas, abriendo poco a poco mis ojos pero en dirección a las esquinas de cada uno (o sea, me puse bizco al revés, no junté mis ojos, sino que hice lo contrario los separé, uno en cada lado de mis cuencas orbitales, jajajajaja, creo que se dice así y si no, pues búsquenlo en el diccionario).
Poco a poco, voy abriendo mis ojos, pero ayudado por un pequeño espejo que usa mi mujer cuando se pinta los ojos, voy observando detenidamente, paso a paso y con gran calma el entorno de mis ojos, sin lentes no veo ninguna sombra, entonces clavo detenidamente la mirada sobre el espejo, es cuando caigo en la cuenta que esa maldita sombra, no es otra cosa que un pedazo de pestaña que con el viento ondeaba en la esquina de mi ojo, que susto de verdad, yo pensando en fantasmas e incluso en un coqueteo de la puros huesos, así que lleno de alegría vengo y me despojo de ese pequeño vello, sonrío y digo, ahora si a leer mi novela en paz, pero justo cuando me estoy poniendo mis cristales, con tremendo terror nuevamente veo esa sombra, ahora si es el acabose, pero no, fue solo la sombra de un colectivo que pasó raudo y veloz por ganarse el pasaje.
Lo más triste de todo, es que por hacerla de Sherlock Holmes, ya es hora de cerrar el negocio, así que la lectura debe de esperar, ya que no puedo cambiar las reglas que me rigen en el manejo de mi horario laboral, en mi casa ya me esperan mi esposa y mi hijo, ¿les contaré lo que me sucedió?, no mejor no, de por si tengo fama de que escribo muchas fantasías y de que vivo en las nubes, así que lo mejor me bajo de ellas y aterrizo en mi hogar para disfrutar de mi pequeña familia y de una buena serie de televisión, sin quererlo llené todo un espacio de las tonterías que a veces me suceden.
jueves, 27 de febrero de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario