domingo, 26 de enero de 2014

MI NIÑA.


Cuanta Tristeza y rabia siento al verte con tu enfermedad, la que sin embargo no te doblega para brindarme la mejor de tus sonrisas y la cordialidad de tu atención.
Créeme, me da coraje ser impotente a tu desgracia, no tener económicamente los recursos para aliviarte, yo sé que existen métodos para que tu lleves una vida normal, pero tanto tu sordera como la ausencia de voz, te hacen difícil la comunicación ante los demás.

Cuando tengo la dicha de verte pasar y que me saludes, te juro que me siento el humano más feliz de la tierra, porque concibo muy orgulloso del afecto que quizás me puedas tener, pero también me veo como la persona más desafortunada de que no me puedas oír lo mucho que te quiero, que oigas mi voz que te dice que eres la niña más hermosa que mis ojos hayan visto, porque el silencio de tu boca y el oscuro fluir de sonido en tus oídos, lo compensas con la chispa alegre de tus ojos, esos ojos vivarachos que denotan la felicidad que vives en tu mundo.

Hoy que te detuviste y tomaste mi mano para indicarme que ahí estabas frente a mí, ha sido el bálsamo que atenúo mi tristeza, porque sólo al mirar tus lindos ojos, me sentí tan miserable al estarme lamentando de mi situación y observar en ti ese derroche de alegría, a pesar de tu incapacidad; me puse a pensar si era necesario tener una discapacidad para vivir en armonía y sin resentimientos con la vida.

Por cierto ese beso que me diste en la mejilla, quedará como una huella de que jamás había recibido un ósculo con tanta inocencia y mucha sinceridad, porque con ese mimo, me diste la oportunidad de agradecer a la vida que personas como tu demuestren que son felices a pesar de las limitantes que la misma naturaleza le ha puesto, pero que jamás se declararan vencidas porque su corazón esta fuerte, rojo de las ganas de seguir viviendo para entregar su amor espontáneamente.

Créeme mi niña, si ya había decidido cambiar, con sólo verte el día de hoy, con haber admirado tu rostro, me propongo olvidar todo lo malo que haya cruzado en mi camino o las cosas indebidas que yo haya hecho, seré más receptivo en las criticas que me hagan y más abierto al dialogo, porque ese hermoso rostro, me hizo comprender que Dios está contigo, que por eso eres feliz y no te importan tus limitaciones. Te amo mucho mi niña, tu figura en mí siempre permanecerá.

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