Fue una fiesta que probablemente muchos pensaron que era la continuación de la boda, infinidad de amigos se aprestaron a felicitar a la pareja por lo bonito y amplio que era su hogar, algunos comentaron que lo único que faltaba eran los hijos, pero ya habría tiempo para traerlos al mundo, por el momento Dulce se encontraba a la espera de la cigüeña, aunque era un mes y medio de embarazo, ya se sentía madre y era lógico, eso lo tenían que festejar. Las atenciones de los anfitriones era excelente, pero era natural, todos eran conocidos, puros cuates del barrio, del trabajo y uno que otro colado con alguien que si fue invitado, pero eso no fue motivo como para que lo excluyeran de la fiesta, claro que no, el joven matrimonio gozaba de mucha popularidad que no era raro ver casa llena, aunque a Freddy, le hubiera gustado mucho que su madre estuviera viva, para que ella también disfrutara de la fiesta, que se diera cuenta de que la diosa fortuna estaba del lado de su hijo, sobre todo, de comprobar que la mujer que él había escogido era la ideal, era el prototipo de mujer de pueblo, pero se conformaba con saber que donde estuviera su madre, ella estaría alegre y feliz de ver que su adorado Freddy era feliz.
De pronto, se oyeron los acordes de la melodía El Rey, todos dirigieron su mirada a donde provenía la música, era ni más ni menos que el Mariachi El Hijo Desobediente con su cantante estrella El Rebelde del Corrido, quienes procedían del meritito Chimbarongo el Alto, quienes venían por encargo de Freddy, en virtud de que en esa bendición de lo que sería su futuro hogar, quería rendir un homenaje a su Señora Madre, por lo cual, afinando su voz se dispuso a entonar Amor Eterno, todo iba bien, la gente entusiasmada guardó silencio para escucharlo, más al llegar a la estrofa de “Yo he sufrido tanto por tu ausencia que desde ese día hasta hoy no soy feliz y aunque tengo tranquila mi conciencia se que pude haber yo hecho más por ti” se le empezó a quebrar su voz, una gotitas empezaron a escurrir por sus mejillas, más al seguir cantando “Oscura soledad estoy viviendo la misma soledad de tu sepulcro tu eres el amor del cual yo tengo el más triste recuerdo de Acapulco”, no resistió más y refugiándose en los brazos de Dulce ya no pudo contener sus lagrimas ni tampoco su sentimiento enorme por Doña Aldegunda, era mucho el dolor por su ausencia.
Pasando este momento triste, la pareja en unión de todos los conocidos, decidieron bautizar el inmueble como QUINTA ALDEGUNDA, en honor a la progenitora de Freddy, nombre que posteriormente el herrero Espergencio Fierro Oxidado, grabó en una placa, que colocaron a la entrada del hogar, todo esto con el beneplácito de los propietarios.
El primer disgusto de la pareja se origino porque Freddy le pidió a Dulce que renunciara a su trabajo, ya que con su sueldo era suficiente para sostener su hogar, además la reparación de aparatos y computadoras le estaban rindiendo buenos dividendos, motivo por el cual, no era necesario que Dulce siguiera sacrificándose, además él deseaba que cuidara su embarazo, esperaba tanto a esa criatura, que no quería un desaguisado en su gestación. Dulce no estuvo de acuerdo, argumentando que necesitaba hacer ejercicio y caminar para que el niño “no se le pegara”. Aunque Freddy pidió ayuda a los tíos-suegros, nada hicieron cambiar de opinión a Dulce, por lo tanto ella siguió laborando. (CONTINUARA............................)