domingo, 9 de enero de 2011

EL INFORTUNIO DE FREDDYSBUNDO (CONTINUACION 20)

Jamás imagino la pareja la recepción en el hotel, en la marquesina del mismo, se encontraba un anuncio dándoles la bienvenida DULCE Y FREDDY SEAN BIENVENIDOS, FELICIDADES. El gerente de recepción salió a recibirlos deseándoles una feliz estancia, ofreciéndoles un cóctel de bienvenida en tan pronto estuvieran instalados, el botones los guio a su habitación, la cual tenía una hermosa vista a la bahía, donde podían admirar las lanchas llevando el parachute, la banana, las sombrillas multicolores a la orilla del mar, el sonido característico de las olas al reventar en las rocas que se encontraban en la base del Hotel, los veleros, los trasatlánticos anclados en el muelle marítimo, el faro de la isla que se encontraba ahí enfrente de su vista, en fin miles de cosas que los jóvenes no habían visto más que en postales o por internet, estaban maravillados.

Después de admirar la puesta del sol desde su habitación, dieron rienda suelta a sus emociones, era la primera vez que estaban ahí, solos, sin que nadie los vieran, la brisa del mar que les llegaba por la ventana, los hizo tener el deseo de tener su primera relación sexual, Dulce más tímida, evitaba el roce de sus cuerpos, pero lo deseaba, quería tener a Freddy dentro de ella, no era la primera vez que lo ambicionaba, pero su rectitud ante sus tíos no la dejaba, Freddy por su parte, con una relación anterior ya era sino un experto al menos un conocedor del cuerpo de la mujer, por eso empezó con sus caricias, con sus palabras llenas de amor, sus dedos se deslizaban por todo el cuerpo de ella, sabía que tenía que ser paciente, para ella, era su primera vez y debería conducirla por los caminos del éxtasis con delicadeza, mostrarle que sus caricias, sus besos, sus mordiscos en la oreja eran producto de su gran amor.

De pronto sin que ninguno de los dos se lo propusieran ya se encontraban tirados en la cama, sin ropa, sin aliento, sin pensar en nada, Freddy llenándola de besos, recorriendo cada palmo de su cuerpo, ella con la mente nublada correspondiendo a todas sus caricias, él sabía que tenía que ser delicado con su penetración, le permitió que poco a poco fuera dejando su timidez, la agarro de sus manos y besándola la hizo que accediera a tocar su sexo, empezó a explorar sus partes con la punta de la lengua, la llenó de besos, con su dedo índice la empezó a explorar, ella temblaba de emoción y deseo, le permitió llegar hasta donde él quiso, no se opuso, su cuerpo se lo pedía, el seguía con sus caricias, con la punta de su lengua empezó a lubricarle su sexo, ella, convulsionada pedía más, con su mano tomó su miembro, se lo pedía con ferviente deseo, de pronto, sintió en su vulva el grosor de su pene, sintió dolor, se quejó, pero no dijo nada, el comprendió que iba bien, y poco a poco la fue penetrando más y más, ella con molestias, pero con una satisfacción plena le pedía que la hiciera totalmente suya, el comprendiéndola se movía al compas de su cuerpo, se detenía cuando creía que el dolor era más fuerte que el placer, pero ella gemía y le susurraba “dámelo todo, no me dejes, sigue, sigue, quiero tenerte todo dentro de mí”.

La escena era enternecedora, ahí estaban el par de amantes dándole rienda suelta a sus instintos emocionales, entregándose todo el amor que por mucho tiempo evitaron, eran un volcán en erupción, haciendo vibrar sus cuerpos debido a la pasión cegadora que los aprisionaba, dos seres que durante su niñez y juventud sufrieron, pero que salieron adelante gracias a su perseverancia, ahí se encontraban envueltos en esa vorágine de seducción, los dos disfrutando el momento, su pasión, su amor, su deseo.

Freddy con el rostro perlado de sudor, pero con su virilidad en su máxima capacidad, seguía dándole felicidad a su amada, no pensaba en nada más que en ella, parecía que era su primer mujer, ya que con ella estaba experimentando ese deseo inocente, de personas que por primera vez miran sus cuerpos desnudos, unidos por el deseo carnal, Dulce, subyugada por el placer, nublada su pasión, sólo sentía su miembro dentro de ella, quería estar por siempre así, esa felicidad de la cual siempre había escuchado, pero que ahora rebasaba esas confidencias, pedía más y más, su fogosidad se encontraba desbordante, le suplicaba a Freddy que todavía no descargara su torrente de esperma, no, todavía no, deseaba sentirlo en toda su capacidad. Dos cuerpos unidos en uno, dos seres ardiendo de pasión sexual, dos corazones limpios con una verdadera sed de amar, eso eran Freddy y Dulce.

El momento del final de esa entrega se dio, Freddy incontenible deposita en el órgano de Dulce todo el caudal de su líquido que albergaban sus testículos, sus cuerpos tiemblan, sus besos se hacen más prolongados, hay mordidas, gemidos, surcos en la espalda debido a las uñas clavadas en la piel, dos almas que parecen llegar al desmayo, pero que se mantienen firmes al sentir cada uno el goce que como serpiente corre por todo su cuerpo, cada uno vibrando de emoción, pero los dos poseídos por su gran amor envueltos en una descarga sublime, electrizados por su calor sexual, al finalizar su entrega, quedan exhaustos acostados, mirando al techo de la habitación, no hay palabras, solo un fuerte latido de dos corazones que buscan apaciguar ese fuego que existe todavía en los cuerpos de los dos amantes. (CONTINUARA....................)

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