Se llegó el 24 de diciembre, la navidad llenaba de alegría y felicidad a todos los mortales, el hogar de Eleuterio y Evodia no podían ser la excepción, el nacimiento quedó de mil maravillas, hasta los vecinos fueron a tomarles fotos (por cierto salió publicado en la revista de mundo esotérico, así como en un calendario especial de nacimientos), la casa toda adornada de figuras propias de la navidad, la mesa del centro se adornaba con una corona de adviento (elaborada con ramas de pino con cuatro velas), además en la azotea un trineo con Santa Claus y los renos fabricados con alambre recocido y con focos intermitentes, la cena elaborada por doña Evodia consistente en un pavo relleno acompañado con papas al horno, albóndigas de papa y, repollo colorado, hervido y sazonado con manzanas, clavos de olor, sal y pimienta, además de una ensalada de Nochebuena hecha a base de manzana, nuez y apio con crema, redondeada por los romeritos (guiso hecho a base de pan hierba preparado con mole, papa, nopales y camarones secos) y como es su costumbre de doña Evodia, claro que no podían faltar los tamales y el champurrado, todo esto acompañado de un rico ponche de guayaba bien caliente.
La fiesta se realizo en la calle, la cual cerraron a la circulación, acudieron algunos vecinos y los compadres de Eleuterio y Evodia, pero antes del baile, Freddy invito a Dulce y a sus tíos a acudir a la misa de gallo que se celebraría en la catedral de nuestra Señora del Perpetuo Socorro, que sería concelebrada por el párroco del lugar, el auxiliar del mismo y por el excelentísimo obispo Zacarías Melo Rodríguez, acompañados del coro infantil. Apostados en la iglesia, Freddy oró por su familia, pidió al Cristo por la felicidad en compañía de Dulce, no se olvido de sus suegros-tíos para los cual elevo una plegaria solicitando que siguieran siendo felices y prósperos en su vida. El santo oficio fue de lo más espectacular y todos los presentes sintieron una emoción embargadora cuando el coro de los chiquillos empezó a entonar Noche de Paz y el niño del tambor.
El tiempo como agua se fue deslizando demasiado aprisa, después de un festejo de fin de año, el cual por cierto no fue en la casa de los tíos, sino que Freddy se puso guapo y los invito junto con Dulce Purificación, a una cena-show en la cual se rieron con las bufonadas del Cómico Jorge Falcón, los diálogos de doble sentido del dueto Costeño-Norteño (compaito), cerrando el evento la voz imitadora de Gilberto Gless. Una suculenta cena consistente en lomo de res ahumado con chile dulce tostado, ensalada tibia de callo de almeja y tomatillo con polvo de piña, de postre Manzanas acarameladas con pistache, tome de galleta cristalina de frutos secos, pasteles de fondant de colores, trufas de chocolate, postres en copa, además de sus 12 uvas cubiertas. De tomar, como en ese lugar no servían caguamas, pidieron unas margaritas para las mujeres, Freddy pidió un ruso blanco y Eleuterio un Vodka tonic.
Se aproximaba la fecha de la boda, los muchachos ya tenían todo listo, el salón ya estaba apartado (Centro Social El Faraón), la música pagada (la arrolladora Banda Naranja y los Tremendos Costeños), la comida (a cargo de doña Evodia), el show (amigos travestis de la colonia), la misa sería en la Catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (por cierto aprovecharían la visita del Cardenal Roberto Rivera Barrera para que el oficiara), los padrinos, compañeros de la armadora y del restaurant, así como uno que otro Luchador, las invitaciones ya habían sido repartidas, el ajuar de la novia ya había llegado, en virtud de que fue encargado a una modista del vecino poblado de Zicatlán de la Rumorosa, por cierto el traje de Freddy se lo había mandado Don Abundio Abundes del Rosario (el dueño de la tienda de abarrotes que le dio la noticia de la muerte de su familiares) mismo que se ofreció entregar a Freddy y servir como figura paterna en la ceremonia.
El calendario marcaba 24 de junio, eran las 11.45 de la mañana, el novio impaciente tronándose los dedos está esperando en las puertas de la catedral a su adorada novia, mientras las campanas revolotean dando la segunda llamada para el inicio de la ceremonia, sobre la calzada se aprecia una carroza tirada por un par de caballos, a bordo viene Dulce ataviada con su vestido de novia, con su pelo ensortijado, delicados aretes y gargantilla, más hermosa que nunca, tan risueña, tan feliz, al llegar a la entrada del templo lo hace con esa serenidad característica de las personas que tienen paz en su interior, sus tíos Eleuterio y Evodia, quienes no dejan de admirar a su niña con esos ojos tan llenos de amor, se apresuran a recibirla, ayudándola a bajar, la toman del brazo y la conducen donde esta Freddy esperando con el párroco del lugar, en esos momentos se escuchan las campanas anunciando la tercera llamada, señal de que está a punto de iniciar la misa.
Después de ser recibidos por el presbítero, se inicia el protocolo con un fondo musical que empieza a surgir los acordes de la marcha nupcial, los novios tomados del brazo y tras de ellos, siguiéndolos están los tíos-suegros, Don Abundio en compañía de su esposa Catalina Ruiseñor de Abundes, los padrinos, y agarrando la cola del vestido de la novia, un par de chiquitines (por cierto ahijados de los novios), los flashes no se dejan esperar, el encargado del video cubre todos los ángulos de la pareja, frente al altar radiante la pareja, se olvidan del mundo externo, solo ellos y nadie más, mientras que en la realidad, tras de la pareja se encuentran sus familiares y padrinos.
La ceremonia sigue su curso, el cardenal dirigiéndose a los novios les dice: (CONTINUARA.........)
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