jueves, 17 de octubre de 2013

LA LAVANDERA.

Desde este momento empiezo a narrar la vida de mi madre. CAPITULO 1

Que linda la costa chica de mi estado de guerrero, que hermosas sus mujeres con sus vistosas enaguas, apuestos caballeros encima de sus alazanes, y los chicos jugueteando en sus sueños por ser ya mayores, que hermosas son sus ferias, sus atractivos corridos, esas callejuelas con olor a provincia llenas de candidez humana, libres de todo progreso pero de cultura muy avanzada, sus habitantes que antes de que salga el sol se dirigen a sus parcelas, a arar la tierra o a dar de comer a sus bestias, las mujeres en su casa, hincadas en el metate a moler el maíz para la hechura de las tortillas, mientras en el fogón se guisan los frijoles, la salsa que elaboran tiene manufactura casera, esa que con el chile y los tomates de la huerta le dan un rico sabor al pescado seco, a los frijoles fritos, o a los tacos de queso, o a la tortilla hecha a mano salpicada con agua y un poquito de sal, su rica leche, de las vacas recién ordeñadas, en la jarra todavía se aprecia la espuma del liquido que ayuda en la alimentación de sus pobladores.

A la mente me llegan los recuerdos de tantas y tantas melodías que le han compuesto a mi hermosa Costa Chica, pero quizás nunca, ni el mejor compositor podrá describir el alma de mi costa, porque la bravura de sus hombres y el encanto de sus mujeres, son propiedades registradas únicamente por sus habitantes, quizás llegue un día en que se pueda penetrar al sentimiento costeño y se le cante su grandeza a esa pequeña tierra, de la cual yo no me explico porque le pusieron Costa Chica, cuando si en verdad lo decimos, el corazón y el sentimiento de sus habitantes es muy grande, Costa chica donde con los cocuyos se adormecen las almas tranquilas para dar paso al sueño de grandeza de sus hombres, al sueño de amor de sus hijos, de esa mujer morena con olor a palmera y con mirada en calma como el océano, quizás solo Álvaro Carrillo trató de describir a la Costa Chica, cuando en uno de sus poemas escribió:

Te guardan aislada tus grandes montañas
montañas azules, hermanas del cielo
hechas con el barro de tu propia entraña
pero que estrangulan con maligno celo
el esbelto cuello de tu economía
mientras que tus hijos, como los atridas
se escarnian, se odian y en sus tropelías
vierten el alarde de su sangre estéril
sobre los redaños de tu geología
porque tus recuerdos a Moloch adoran
y porque es tu selva caja de Pandora
y aún así no mueres, Costa Chica mía.

Es mi costa el orgullo de mi País, por lo encendido de sus pasiones, por el carácter y la valentía de sus hombres, por la nobleza de sus mujeres, por el respeto de sus ancestros y la veneración hacía las personas mayores, así es mi costa, tierra fértil en la cual se siembran las esperanzas de sus gentes, trabajadoras de sol a sol, emprendedoras en cualquier empresa que se propongan, porque tener ganas es poco cuando se tiene demasiado cariño a su tierra y a su gente, mujeres hermosas que nacidas bajo un sol ardiente, tienen sus ojos hermosos y una cintura candente, pero mejor doy paso a un gran poeta que supo describir a la mujer costeña Don Rubén Mora Gutiérrez:

¡Feria de luz y alegría!
Morena feria de amor,
morena por tu color,
morena porque eres mía.

De tu boca de sandía
voy a beberme el sabor,
que me matan de calor
tus ojos de mediodía.

En tu canto de sirena,
tu espíritu aventurero
tiene encendido un lucero
para disipar la pena
en esta noche serena
del Estado de Guerrero.

Esta es mi tierra que tanto quiero, que mucho extraño ahora que vivo en la ciudad, pero de donde recibo muchos saludos de mi familia que se encuentra por allá. Por cierto he de hacer notorio que la mayoría de los habitantes de la Costa Chica son gentes de color (como vulgarmente se les conoce: Negros) esto viene a colación por las famosas canciones que en su momento grabaron grupos musicales, como referentes solo anotaré la letra de dos que en su contenido son muy hermosas, más por la forma picaresca que le dan la tonada.

Se ha formado un casamiento todo pintado de negro,
negros novios y padrinos primos, hermanos y suegros,
y el cura que los casó era de los meros negros.

Cuando empezaron la fiesta pusieron un mantel negro
ahí sirvieron cuatete y sirvieron frijol negro
y se fueron a dormir debajo de un cielo negro.
Y allí están las dos cabezas de la negra con el negro,
Amanecieron con frío tuvieron que prender fuego,
carbón trajo la negrita carbón que también es negro.
Algo le duele a la negra vino el médico del pueblo
recetó plastas de barro pero del barro más negro
que le dieran a la negra zumo de maqui del cerro.

Ya se murió la negrita que pena p´al pobre negro,
la metió dentro de un cajón cajón pintado de negro,
no prendieron ni una vela ay, qué velorio más negro.

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