miércoles, 11 de junio de 2014

LA LAVANDERA Capitulo 12 EL FINAL.

Se llegó la fatídica fecha 14 de diciembre de 1992, es en la mañana, que Enrique sale a trabajar en el taxi, a las 10 de la mañana como todos los días regresó al departamento para almorzar, ya lo esperaba su madre con la comida hecha, es que como costumbre el tenía de llegar a las 10 y regresarse a la chamba a las 11, era metódico en su actuar dentro del taxi, así que almorzó, se bañó, se puso a ver un rato la tele, posteriormente le pregunta a su madre a que horas se va a bajar a la lavandería, ella le dice que no se tarda, entonces decide esperarla, pero sin razón justificable ella decide quedarse más tiempo, algo raro, ya que siempre era su hijo quien la bajaba en el taxi, pero en esa fecha ella decidió lo contrario no quiso que el hijo la esperara, él, terco le dijo que la esperaba, ya que no había mucho pasaje y nada más andaba dando de vueltas, pero fue tanta la insistencia de la señora de que su hijo se fuera, que este decidió salirse para volver a la ruleteada, se despidió de su madre, no sabiendo ninguno de los dos, que en ese momento era el ultimo en que él la iba a ver con vida, ya nunca tendría a su madre para que le diera su beso, ni tampoco para esperarlo en el departamento, la parca inmunda se estaba burlando nuevamente de Enrique, le estaba dando la estocada que por mucho tiempo le había hecho notar, los avisos que por largo tiempo le envío, en este día se iban a hacer realidad.

Enrique volvió del trabajo casi a las 4 de tarde, le tocó descansar el carro en la tarde ya que Nico descansaba, jamás se imagino que las siguientes horas iban a ser de total angustia e incertidumbre, se quedó viendo la tele y se durmió, despertó ya casi anocheciendo,, se percató de que su madre aún no llegaba, llamó por teléfono a Nico para preguntarle si estaba en su casa, su hermano le dijo que no se preocupara que ya sabía que luego se pasaba al mercado central a platicar con Mayon, se volvió a enfrascar en la televisión, casi a las 10 de la noche, como era ya su costumbre, fue por su novia donde trabajaba, cuando salió casi a las 11 de la noche, le comenta que su madre todavía no volvía, por lo cual decidieron ir a buscarla, fueron a la fabrica nadie le dio razón, acudieron al mercado a ver a la señora Amalia, ella le comentó que no había pasado, pero que como a las 7 le habían corrido el rumor de que una persona había sido atropellada por un urbano en constituyentes casi frente a Electra, desde ese momento Enrique sintió un fuerte dolor en el pecho, ya se imaginaba donde estaba su madre, le comunicó a su novia que fueran al semefo, que estaba seguro que ahí estaba doña Juana, ella lo calmó diciéndole que primero irían a ver a Nicolás, así las cosas se dirigieron a la casa de su hermano, estando allá, también el les dijo que buscaran en otra parte, pero Enrique terqueando insistió y logró que le hicieran caso.

Estando en el servicio forense, preguntaron por ella, la persona que atendía les preguntó, que le dieran referencia de la persona que andaban buscando, Enrique le comentó que era una persona bajita, morena, pelo cano y una característica particular es que tenía las dos rodillas raspadas, el rostro del empleado se contrajo y les dijo que lo tomaran con calma, ya que se encontraba una persona con esas señas, los hizo pasar, cuando Enrique vio el cuerpo de una persona recostado en una plancha, se tiro y reconoció a su madre, se aventó y llorando empezó a abrazarla, fueron momentos de total locura, Enrique al borde del desmayo, su novia lo sostenía, pero era mucho el peso, cayó al suelo semi desmayado, recuperó fuerzas y se fue encima del cuerpo inerte de Doña Juana, ahí quedaron madre e hijo totalmente inertes, uno de ellos totalmente golpeado por el impacto de un urbano que era conducido por un individuo que después se supo andaba bajo los influjos de la marihuana, con las piernas y el rostro destrozado, el otro el de su hijo quien sin poder más resistir el dolor quedó totalmente desvanecido en esa fría plancha, tan fría como los sentimientos de aquellas personas que según se dedican a ejercer la justicia.

Es triste reconocer que una mujer que vivió siempre dentro del calor de su familia a quien tanto quiso, su cuerpo haya estado sin reclamar por varias horas en esa fría loza, cubierta de una sabana blanca, tan blanca como lo fue su alma, esa alma que corrió en busca de su creador para empezar un nuevo ciclo, ese ciclo que ya no contara con la presencia de su hijo, el que fue toda su adoración y su gran orgullo, porque la enmienda que tenía que cumplir era solo para ella, debería ser quizás el guardián de su propio hijo, ese hijo del cual se fue con una preocupación por haberlo dejado solo, sin una estabilidad emocional, sin poder contemplarlo con una familia viviendo feliz, ni tampoco, el de sentir en sus rodillas el cuerpo de su nieto, probablemente con esa preocupación se fue la señora, pero quizás a lo mejor ya presentía que su hijo no quedaría solo, por eso en su rostro se reflejaba la paz de las personas que emigran libre de preocupaciones, es digno reconocer que en este deceso se aplica la sentencia: Las personas que son grandes en su vida, mueren en soledad.

Es meritorio hacer notar que el cuerpo de Doña Juana instalado en el féretro, representaba el de una gran mujer que supo luchar por sobresalir en la rudeza de esta sociedad, que dio a luz a tres hijos de los cuales siempre ella estuvo orgullosa; el día de su velorio, a pesar de que su rostro sufrió el desprendimiento de algunas de sus partes por el encontronazo, reflejaba la dulzura y la paz que se encuentra en todas las personas que satisfechas de la vida que dieron por su familia y semejantes, marchó feliz de haber cumplido la comisión que nuestro Padre Eterno le pudo haber encomendado, era lógico admirar la belleza de su rostro esa calma reflejada que todos pudieron constatar, ese rostro que su hijo no quería dejar de estar viendo, porque ese rostro tan amable y lleno de amor, fue el que vio durante toda su vida y en ese momento parecía que le señalaba el rumbo que debería de tomar para poder ser feliz, vivir la vida sin rencores y con mucho amor.

Anotar que Doña Juana murió, sería erróneo, ella sigue viviendo en el corazón de todas las personas que tuvieron un trato con ella, podremos reconocer en su persona, la tenacidad de las personas de la Costa Chica, esa mujer trabajadora por excelencia, nobles, sencillas y con un gran corazón que no les cabe en el pecho, mujer costeña que supo a pesar de todos los obstáculos que se le presentaron, salir adelante en una jungla de cemento, a la cual ella no estaba acostumbrada, que tuvo la valentía de salirse de la rutina de su pueblo para irse a probar fortuna a una ciudad, que era catalogada como un sitio de perdición y de ilusiones vanas, que quizás a pesar de haber sido vejada por dos hombres de quienes le procreo unos hijos, jamás tuvo la mala idea de hablarles a sus hijos mal de sus padres, al contrario y contra todo lo que la mayoría hace, ella tuvo la sapiencia y el tino de hablarle a sus hijos de sus padres, de hacerlos que los visitaran, porque sus sentimientos estaban apegados a esa educación que se da en la cuna humilde de las personas que son grandes, seres a los que en absoluto los domina el encono, coraje o desprecio por los que le hicieron mucho mal, al contrario, saben perdonar y tragarse sus lagrimas de dolor, con la finalidad de que sus hijos sean felices, de ese calibre fue Doña Juana López García.

Este fue el trágico fin de una mujer que se enfrentó a la vida, con las únicas armas que su Dios le dio para enfrentarse, su nobleza, su bondad, su amor, pero quizás lo más importante: su deseo enorme de sobresalir y darle a sus hijos la vida que ella nunca tuvo, ¿lo logró? , eso solo Dios puede decidirlo, como humanos este que narró toda la historia de quien me enorgullezco de decir que soy su hijo, puedo asegurar que mi madre rebasó los limites de esa semblanza que todos tenemos de una buena madre, ella fue todo para mi, son veinte años que cumple de haberse ido a rendir cuentas a su Dios, veinte años que sus hijos se han superado por el amor a ella, sé que ella jamás se fue de mi lado, sigue aquí junto conmigo, desobedeciendo una orden celestial de acudir a ese paraíso que todos tenemos conocimiento pero que todos ignoramos el lugar donde este, mi madre me espera para acompañarme a transitar ese camino que ella ya recorrió, para que junto con ella, como siempre lo hizo, tratar de disculparme ante el juez eterno de mi comportamiento y echarse ella la culpa si es que la hubo. Madre tu eres y seguirás siendo mi AMOR ETERNO. El titulo, no es despectivo, al contrario, es de un gran orgullo que siento por esa cabecita de algodón, porque mi madre vivió y termino su vida como LA LAVANDERA.

NOTAS: Negrito Chimeco y Feo.-Autor Pepe Ramos.
La Boda Negra.- Violeta Parra.
Alingo, lingo.- Tadeo Arredondo.

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