Como el joven taxista estaba inscrito al Videoclub de esa negociación, tomó como un gran pretexto para acudir a frecuentar ese local y así poder disfrutar de la figura de Silvia, quien me imagino que no pensaba que le fuera a hablar a ella, quizás basada en dos razones muy poderosas, la primera ella tenía a su novio que por cierto trabajaba en la misma negociación y la segunda quizás la más problemática que todos en la tienda pensaban que Melo andaba tras los huesos de Dulce y por esa razón acudía todas las tardes a rentar alguna película, comprar un disco o un libro, pero el tiempo siempre tiene sus caprichos, ni los propios protagonistas en ocasiones se encuentran sujetos a las cuerdas que el destino sujeta a cada quien, por eso muchos se llevaron un gran chasco y otros quedaron con la boca abierta como la del pulgoso.
Las hojas del calendario fueron cayendo una por una, las visitas de Melo a la tienda ya eran más continuas, incluso se daba el lujo de ir dos o tres veces al día, Silvia ya se había percatado que ese taxista que iba mucho a la tienda lo hacía por un motivo más poderoso que el ir adquirir mercancía, pero también sabía que el principal objetivo era ella, ya que cuando entraba la tienda se iba directo al departamento donde se encontraba, claro que a ella no le era indiferente, pero tenía a su novio y eso la detenía, pero a quien no paraban era a Melo que andaba duro con una cita a salir, era tan insistente que pronto las demás chicas se dieron cuenta adonde estaba enfocada la artillería o sea cual era su objetivo y pues no tuvieron más opción que unirse a Silvia aconsejándola.
Melo consiguió salir con Silvia, en su auto de alquiler él la iba a dejar donde su tía, claro después de dar una pequeña vuelta por ahí, donde suelen los enamorados irse a esconder para darse unos cuantos picoretes, se lograron entender a pesar de la edad un poco abismal (ella rondaba los 21 y él los 41 una edad peligrosa), ella siempre se caracterizó por su actitud sencilla, noble y sincera, esos atributos fueron los que conquistaron a Melo, porque como él se lo decía yo no busco figuras bonitas, busco entendimiento, alguien de buen corazón que me sepa entender y querer como soy, además a Silvia lo encanto esa forma que tenía de dominar el arte de saber hablar, la dominaba su charla, ya que siempre tenía tema para platicar de algo, siempre la entretenía con sus aventuras o cuentas que él inventaba, eso a ella la fascinaba y quizás esa característica fue que la conquistó.
Cuando se hicieron novios, ya con confianza iba a traerla a su trabajo, se ponían a platicar o a convivir dentro del auto, ella le comentaba todo lo relacionado a su vida, a su familia, a sus amistades, en fin, todo se dijeron y todo supieron de ellos mismos, no hubo secretos ni del uno hacía el otro o viceversa, En una ocasión después de haberle prestado algunos folletos de su colección de pensamientos, creaciones propias de Melo, ella en un arranque de quien sabe que, le entrego sus libros, dándole a entender que no quería nada con él pero aparentemente no tardó en gastar gasolina su carro, cuando por intermediación de una amiga, le pedía hablar para reconciliase, Melo se hizo un poco difícil, pero era claro que él también quería seguir con esa relación, por el momento en esa llamada la mandó a freír espárragos. Dejó de frecuentarla, pero en una de esas locuras, se le dio de ir por ella un día, cuando la ve que venía con el que había sido su novio –que supuestamente había ya terminado con él-, a bordo del taxi, que se les empareja, diciéndole que había ido por ella que se subiera a su nave, al principio no quiso, se negó, siguió caminando al lado de él, al punto ya “machito”, que le vuelve a decir pero ya un poco más cortante y con una orden más tajante: “Te subes o te subo de la greña”, no se sabe si fuese por el amor que dijo tenerle o por el miedo de que él cometiera una grosería, pero accedió al fin subir a su carro.
De esa relación nació una enorme amistad con la mayoría de los empleados de esa empresa y que eran amigos de Silvia, llegando incluso a pensarse que Melo era también empleado de ahí. Al término de su trabajo Melo corría a la tienda a andar baboseando y platicando con las empleadas hasta la hora en que ella salía de trabajar. Chivis conoció a su Jefecita en una noche que salieron junto con su hermano Nico a tomar un helado, tal parece que a la señora le cayó bien, porque siempre le pidió a su hijo que se portara bien con ella, que si sólo quería jugar que era mejor que la dejara en paz; Así era su Mamá, se preocupaba por la felicidad de su hijo, ella hubiera querido verlo casado nuevamente, conocer a sus nietos, pero en fin esa es otra historia que en su momento saldrá a relucir, por el momento no nos adelantemos.
La segunda ocasión que la vio su Mamá, fue un día que salió mal con Silvia y llorando la llevó al departamento, ahí la volvió a ver su Jechu, notó lo que pasaba, ya estando solos lo regañó, diciéndole que la muchacha se veía que era bien buena, que si no la quería que la dejara que no la siguiera haciendo sufrir, le decía: “Ay hijo, no sé qué será de ti, con ese carácter que tienes no creo que vayas a encontrar a alguien que te haga feliz, nada más andas con una y luego andas con otra, me gustaría que ya sentaras cabeza, esta muchacha se ve que te quiere, trata de ser bueno con ella”, palabras más palabras menos, pero ese era siempre el sermón que le daba, a leguas se veía que su Madre lo conocía como la palma de su mano, por algo era su retoño preferido, el causante de sus desvelos y preocupaciones. Pero claro que Melo quería a la flaquita, pero en ocasiones hay momentos en que las parejas no coinciden en sus pensamientos o en sus opiniones, pero eso no quiere decir que no se amen, en toda relación debe de haber diversidad de opiniones, pero lo mejor de esa relación debe de ser la comunicación entre ambos, saber a dónde se quiere llegar, lo que espera de su pareja, lo que le gusta, lo que le disgusta, en fin limar asperezas, para llevarla bien en total armonía, la real unificación de criterios, porque a la larga eso le hereda uno a sus hijos, el buen comportamiento y el modelo de familia que todo hijo debe de tener.
Pero la relación con la flaquita siguió viento en popa, cada día que pasaba se entendían mejor, ella conoció a su familia, bueno a parte de su familia, Melo totalmente enamorado, terminaba su turno de trabajar, se iba a lavar el carro, de ahí se dirigía a la Comercial a verla, a esperarla a que terminara de laborar, mientras esperaba se iba al video a cotorrear con las chavas, a mirar los discos, en fin a matar el tiempo para llevársela a su casa, era un pequeño rato, pero eso le llenaba, le satisfacía, dicen que de lo bueno poquito, esa era su tan hermosa relación.
Cuando las cosas iban bien, cuando Carmelo se encontraba de lo más feliz con la relación con Silvia, le sucede algo imprevisto, una mala jugada del destino le da el golpe más fatídico que él haya podido recibir en toda su vida, su madre muere, al ser atropellada por un camión urbano, quedando en el pavimento tendida sin vida, con sus piernas destrozadas y el rostro desfigurado por el golpe. Carmelo al ver que ya era tarde y su madre no llegaba se empezó a preocupar, ese día no habían trabajado el taxi en la tarde por lo tanto Carmelo lo tenía a su disposición, espero a la hora de salida del trabajo de Silvia, le contó todo diciéndole que se sentía inquieto por no saber nada de ella, le sugirió que la iba a ir a dejar a su casa, de ahí iría a buscarla donde Nico, a la fábrica, donde Mayón, en fin la buscaría hasta encontrarla.
Aquí es donde se hace patente del gran amor que Silvia tenía por Carmelo, a partir de ese momento no se separó de él, lo acompañó a todos los lugares a buscar a su mamá, sin importarle lo que fuera a decir o pensar su tía, convirtiéndose en el bálsamo para su dolor, con el cual amortiguaba un poco su pena, cuando después de varias horas de andar buscando a la señora, la fueron a encontrar en el Servicio Médico Forense, cuando Carmelo observó el cuerpo de su madre en esa fría loza, se tiró sobre ella, llorando desconsolado, porque ahí tenía a su madre, la cual fue vencida por una muerte traicionera, porque sólo así podía llevársela, porque ninguna enfermedad la hizo postrarse, porque fueron más grandes sus ganas de vivir que cualquier dolor que le aquejara, si, ahí estaba, ella con un rostro muy tranquilo, que reflejaba la tranquilidad de quien vivió su vida de acuerdo a los designios de nuestro Padre Eterno.
Desde ese momento, Silvia se convirtió en la sombra de su novio, no lo dejo ni por ningún momento, le habló a su Tía, pidió permiso en su trabajo, se fue a traer ropa para cambiarse, en fin, ella siempre estuvo con Carmelo, fueron tres días de duelo, tres días que estuvieron velando a Doña Juana López García, ya que estuvieron esperando a sus otros dos hijos, Jesús y Margarita, uno vendría desde Tabasco la otra de Juchitán Guerrero. Podemos hacer notar que a pesar de que asistió la ex mujer de Carmelo en compañía de su hija, Silvia seguía fiel al pie de su pareja, lo acompaño a despedir a su mamá a su casa de la Zapata, estuvo en el sepelio y posteriormente lo acompañó a su departamento a que descansara, hasta entonces que ya lo vio más o menos tranquilo, ella se fue a cumplir con sus obligaciones en la casa de su tía y en la tienda donde trabajaba.
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